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El baloncesto es un deporte pulido en el corazón de las ciudades del mundo, donde los jóvenes tratan de imitar los vuelos y hundimientos de la NBA.
China no es la excepción. Ahí nació Yao Ming, adquirido por los Rockets de Houston con fanfarria e ilusión de que saldrían del colapso tras el título de 1993-94 y la tristeza de cuatro ausencias consecutivas en playoff.
Empero, Houston es el campeón más desafortunado desde que empezó el formato de 16 equipos en playoff (1984), con las excepciones de Bulls de 1999 y Celtics de 1970, los cuales ni siquiera alcanzaron las postemporadas siguientes, luego de los retiros de Michael Jordan y Bill Russell.
Yao Ming fue centro titular en el Juego de Estrellas y actuó satisfactoriamente en dos partidos contra el pivote de los Lakers, Shaquille O’Neal, antes de descender abruptamente y perder el galardón de novato del año con el astro de Suns, Amare Staudimare.
En China se preguntan quizás cómo el hombre que los guió al título asiático y la clasificación para Atenas 2004, ahora es el chivo expiatorio de la desventura de los Rockets y su lucha modesta por el último puesto de playoff.
Carrol Dawson, gerente de los Rockets, fue el primero que puso los dedos sobre la llaga. ¿Por qué un jugador de 2,29 metros de estatura no vuela hacia el tablero con frecuencia o ejecuta reiterados hundimientos y, en cambio, es detenido con dobleteos o dobles marcajes por defensores de 1,90?
"Yao necesita incorporarse en ambos extremos de la cancha, concentrarse en el ataque, acarrear la bola hacia el tablero y dejar los jumpers desde el perímetro (tiros al cesto con dos manos y pequeño salto)", agrega Dawson.
Decisión y agresividad
Las cifras muestran que Yao debe adquirir valor y confianza para tirar más al cesto. Pese a los deseos del coach Jeff Van Gundy, el gigante oriental promedia 11 tiros por juego, mientras Steve Francis registra 15 veces y 13 de Cuttino Mobley.
Yao ha tratado de ser más agresivo. Pero se ha metido en faltas y descendido en minutos y producción, con promedios de 17,2 puntos, 10 rebotes y 35 minutos en primeros 20 juegos y 13,8, 7,5 y 30 en los últimos 14 partidos.
“Él necesita agresividad para ser uno de los grandes centros de la historia, pues solo tiene 23 años, ocho menos que Shaquille”, apunta el veterano Patrick Ewing, contratado por Houston para moldear a Yao. “Es un gigante amable y esto no es bueno en la NBA. Debe ser más físico y agresivo, usar el tamaño, mostrar dominio y lanzar los codos para intimidar”.
El ejecutivo de Mavericks y gran conocedor del baloncesto mundial, Donnie Nelson, advierte que Ming no puede ser obligado a pensar diferente a su propia cultura. “En China se busca la unidad con la idea de que lo mejor para todos es lo mejor para uno”.
Bill Duffy, adiestrador de Rockets, dice que el sueño americano requiere crueles ingredientes. Y pone como ejemplo a Tim Duncan (Spurs), doble jugador más valioso y primer equipo de la NBA.
“Mencionamos a Yao la sicología de Duncan, persona buena, simpática y gentil, pero fiera en la cancha, fuerte y dinámico”.
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