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Entrevista con David Rose: ‘El cerebro está diseñado para aprender’

Rose es director y fundador del Centro de Aplicación de Tecnologías Especiales (CAST), organización que se fundó en 1984 para ampliar las oportunidades de estudiantes con discapacidades. Esta semana está en el país impartiendo un taller a educadores, en la Fundación Omar Dengo.

Profesión: neuropsicólogo
Nacionalidad: estadounidense
Nuevos estudios revelaron que cada cerebro aprende de manera diferente. ¿Es cierto? ¿Cuáles son esas diferencias?
En los últimos 10 años ha habido una explosión de estudios enfocados en cómo el cerebro aprende. Una de las claves que mostraron esos estudios es cuán diferentes son cada uno de nuestros cerebros y que no todos aprenden de la misma manera.
"Ahora sabemos que el aprendizaje es un presupuesto de diferentes cosas y no una sola cosa como la memoria. No hay una sola forma a la que podamos llamar como aprendizaje.
“Un niño que puede ser excepcional con una forma de aprendizaje puede no serlo con otras. Esto no significa que tenga una discapacidad para aprender, sino que tiene necesidades diferentes".
¿Por qué nosotros aprendimos con los viejos sistemas?
Porque el cerebro es muy bueno aprendiendo y no hay forma de detenerlo. No es que hayamos (en el pasado) sido brillantes siendo profesores, pero los niños siempre aprenden de cualquier forma. Aprenden de sus padres, unos de otros y de todo y todos.
“El cerebro está diseñado para aprender. No es difícil hacer que el cerebro aprenda, lo que sí resulta difícil es hacer que el cerebro aprenda de la manera como el profesor enseña. Cada minuto el cerebro aprende y nunca se detiene.
“El problema en las escuelas es que queremos que los niños aprendan ciertas cosas de la forma que son consideradas importantes por sus profesores (…) Lo que pasa es que a veces sus cerebros funcionan de manera un poco diferente de como se les enseña”.
¿Podría citar un ejemplo?
Los niños con discapacidad para leer –personas con ceguera o dislexia– no pueden aprender muy bien leyendo, pero así es (como se enseña) en el modelo tradicional.
“Estos niños sienten que no son capaces de aprender porque cada vez que están en una clase sufren esa discapacidad y se dicen: ‘esto no está bien para mí: ¡es atemorizante!’ La primera responsabilidad que tenemos con ellos es tratar el miedo pues todo su cuerpo reacciona ante un libro.
“La pregunta que nos planteamos es cómo podemos cambiar este tipo de lecciones. Lo mismo sucede con personas que tienen problemas de comportamiento: niños que pareciera que no tienen interés de aprender.
“Para ellos el dilema es cómo sobrevivir en un ambiente rodeado de cosas que no están diseñadas para ellos y que los hacen lucir mal frente los amigos. Entonces lo mejor para ellos es dejar de intentarlo y hablar de otras cosas como la música, por ejemplo.
“El cerebro es fabuloso, no hay ningún niño que no pueda aprender, y eso que nosotros hemos trabajado con niños con serios retardos mentales, pero incluso ellos muestran un cerebro fabuloso capaz de aprender. Es solo que aprenden de manera un poco diferente. Pero no hay ningún niño que no pueda aprender nada”.
¿Estos hallazgos significan que deben modificarse por completo los procesos educativos?
Por 12 años hemos estados cerca de la forma como se aprende. Hemos visto algunos jóvenes muy buenos y otros de aprendizaje muy pobre. Hemos percibido cómo predomina el uso de libros de texto en el sistema educativo y también cómo no es esto lo que muchos estudiantes quieren como parte de su educación.
“Hay un ejemplo de una persona que padece dislexia (la inhabilidad de algunas personas para leer porque confunden letras) y es un mal lector en la escuela, y entonces la gente interpreta que él tiene problemas de aprendizaje o para comunicarse. Pero el asunto es que tiene problemas con lo escrito y no puede expresarse escribiendo. Para él funciona mejor el video o el audio o multimedia: ahí es un brillante narrador de historias.
“Viéndolo así, uno tiene la certeza de que hay muchos caminos para que una persona exprese lo que sabe y entonces hay más formas de actuar y mejores posibilidades de ser exitosos con la enseñanza”.
¿Cuáles oportunidades de aplicar un nuevo modelo educativo ve en países como Costa Rica?
Yo creo que en las escuelas de países subdesarrollados se pueden hacer cambios. Por ejemplo, los libros de texto son realmente muy costosos y entonces se podrían desplazar al uso de libros digitales, porque son mucho más económicos.
“Los libros digitales, además, porque estos permiten una lectura muy diferente, permiten consultar vocabulario y pueden estar en un idioma nativo, lo que disminuye los problemas de comprensión del léxico. Esto significa también que los estudiantes sientan que su educación está vinculada con su propia cultura. Los jóvenes de ahora saben cómo funcionan las computadoras y no cómo se escriben los libros. El mundo cambió. La Internet y la multimedia digital van muy rápido. Es bueno que en Costa Rica se dé un salto –en el modelo educativo– que prepare a los jóvenes (…) El futuro es un mundo digital”.
¿Qué más se investiga sobre el cerebro para la educación?
No estamos haciendo ninguna investigación nueva. Estamos trabajando en cómo incluir lo que ahora sabemos en los currículos académicos, para lograr que los niños realmente tengan las mejores opciones para aprender.
“Lo que hacemos especialmente es analizar a aquellos niños a quienes se les cataloga como con problemas de aprendizaje. Indagamos cuáles son sus dificultades o discapacidades y utilizamos las más modernas tecnologías para maximizar sus habilidades.
“Muchos niños son discapacitados por culpa del currículo educativo al que se someten y porque las materias se enfocan más en sus discapacidades que en sus habilidades.
“¿Qué podemos hacer para revertirlo? ¿Qué tipo de niños se adaptan a estos modelos? Este es un currículo muy mal diseñado. En eso trabajamos”.

  • POR Alejandra Vargas M. / alevargas@nacion.com
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