Una nueva investigación ha levantado dudas ante la teoría de que la dislexia –un trastorno caracterizado por severas dificultades en la lectura y la escritura– tiene un único origen biológico.
El estudio, publicado ayer en la revista Nature , sugiere que el lenguaje que habla la persona también juega un papel importante en la manifestación del trastorno.
Hasta ahora, se creía que la dificultad en la lectura siempre se debía a una disfunción en el lóbulo parietal izquierdo del cerebro: una región donde se convierten símbolos escritos en unidades fonológicas del habla.
Sin embargo, esas conclusiones habían sido alcanzadas en estudios realizados únicamente en voluntarios de cultura occidental que hablaban italiano o inglés: dos lenguajes que se basan en abecedarios similares al nuestro.
Por ello, un grupo de investigadores, bajo el mando de Li-Hai Tan, se dio a la tarea de investigar el origen de la dislexia en 16 niños hablantes del idioma chino.
El lenguaje chino está basado en un sistema logográfico; en lugar de letras, utilizan símbolos.
Con la ayuda de una sofisticada herramienta para captar imágenes cerebrales que permiten estudiar el funcionamiento de este órgano, los científicos encontraron que en los niños chinos disléxicos el área cerebral afectada está en el lóbulo frontal izquierdo.
De esta forma, el estudio ha probado que no existe una causa universal de la dislexia y que es un trastorno que se ve influenciado por la cultura y el lenguaje.
Los investigadores esperan que su hallazgo sirva para crear ejercicios de estimulación del lóbulo frontal izquierdo que ayuden a las personas con dificultad para aprender el chino.
La dislexia es un trastorno que afecta a entre el 5 y el 10 por ciento de quienes leen lenguajes occidentales. Entre el 2 y el 7 por ciento de quienes hablan chino también lo presentan.