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Grupos de comerciantes y transportistas urbanos estarían asesinando a pandilleros juveniles, que aterrorizan a la población en Honduras, según la Policía.
"También algunos agentes y particulares han participado en los crímenes", dijo el director general de Investigación Criminal de la Policía, Napoleón Nazar.
El funcionario calificó como aisladas las acciones en que están involucrados los policías, e indicó que nada tienen que ver con una política estatal.
“En Honduras no hay escuadrones de la muerte. Lo que ocurre es que la sociedad observa que no existe justicia, solo la impunidad de los delincuentes (...) y el pueblo se hace justicia”.
Nazar advirtió que “en Honduras puede desatarse una descomposición social, que llegaría hasta la ingobernabilidad del país, si la justicia continúa siendo deshonesta”.
Sostuvo, asimismo, que hay evidencias de que comerciantes de los mercados públicos y los transportistas están matando a los “mareros” (pandilleros) ante la impunidad de la ley.
Exigencia
Los “mareros” cobran un impuesto de guerra diario a los conductores de autobuses y taxis que circulan por las barriadas de las principales ciudades hondureñas. El monto suele ser de más de $15 diarios, según las autoridades.
El dinero lo invierten en comprar armas y drogas, contratar abogados para sacar de la cárcel a sus compañeros y mantener su ritmo de vida.
Según las autoridades, los “mareros” aparecen casi todos los días tirados en lugares apartados con cinco o seis balazos en la cabeza, sin que sus pertenencias sean robadas.
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