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Golfito. Ruth Villalta, esposa del pescador Jorge Valverde, resume el drama que está viviendo: "No puedo conciliar el sueño. Solo pienso en el regreso de mi esposo. Esto me está matando; mis hijos me preguntan a cada instante cuándo regresará".
Y es que solo sabe que su esposo es prisionero del mar.
Jorge Villalta, de 9 años e hijo de la pareja, expresó que los alimentos que dejó su padre se terminaron, por lo que han sobrevivido gracias a la bondad del pueblo.
“Mis compañeros (de clase) me preguntan qué paso. No saben lo mucho que sufro”, contó el niño, quien vive en La Mona de Golfito.
El capitán de la lancha El Campeón estaba ilusionado con el viaje. De ahí saldrían los regalos de Navidad.
En la vivienda del dueño de la lancha vive, de forma temporal, Jessenia Zelaya con sus dos hijos, Ricardo Jafet y Jordi.
Ella es esposa de Ricardo Espinoza, de 25 años.
“Mi hijo Ricardito me pregunta qué pasó con su papá que no ha llegado. Yo le digo que ahorita viene, pero él ya desconfía”, dijo la señora.
El día cuando partieron, la esposa del pescador Espinoza sintió un extraño dolor en el alma. Algo le decía que ese viaje no debía realizarse, pero el dinero escaseaba en el hogar.
“Yo sé que es peligroso (pescar), pero aquí no hay fuentes de trabajo”, agregó.
Antes de marcharse, Espinoza le pidió que cuidara a los pequeños. Se despidió con un beso y abrazó con ternura a sus retoños, a quienes giró la orden de portarse bien.
“En las noches observo la cama vacía y lloro. Yo sé que Dios los tiene con vida y que pronto van a regresar. El dolor en el corazón todavía no se me quita”, declaró.
Estuvo perdido
En residencial Ureña, en Golfito, Virginia Vallejos, tía de Rónald Hernández –el otro desaparecido–, recordó que desde muy joven su sobrino se ha dedicado a la pesca.
En una ocasión él estuvo perdido tres semanas. Ese incidente no lo alejó del mar.
“Nosotros mantenemos las esperanzas en Dios, como la tuvimos aquella vez en que volvió sano y salvo”, indicó.
En esa ocasión, el pescador estuvo en una isla panameña desierta. Las autoridades del vecino país los detuvieron por pensar que eran pescadores ilegales. Después les devolvieron la libertad.
Hernández vive con su hermana Ingrid y tiene un hijo de cuatro años que está con su excompañera.
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