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Tres expertos analizaron en el año 2001 el riesgo de inundación debido a un tsunami en Puntarenas.
En el resultado del estudio publicado por el Boletín Geos, que edita la Unión Geofísica Mexicana, se concluyó que el peligro es viable de manejar, siempre y cuando se presente una alerta temprana.
En la investigación realizada por el oceanógrafo Modesto Ortíz, del Cicese de México, y los geólogos Mario Fernández y Wilfredo Rojas, de la Universidad de Costa Rica (UCR), se consideró que uno de los puntos primordiales para evitar consecuencias mortales es difundir entre la población los conceptos elementales de un fenómeno tsumani y que ante el peligro deben buscar un sitio alto y seguro.
Relatan que es posible identificar en Puntarenas edificios con altura y con resistencia adecuadas para ser designados como lugares de refugio.
Para realizar el estudio, los especialistas simularon los efectos que tendrían en el centro de Puntarenas la ocurrencia de tres diferentes sismos marinos.
El experimento fue hecho en computadora con terremotos con magnitud de 7,8 grados con epicentro en la Fosa Costa Rica, otro de 7 grados en la Zona Sísmica de Nicoya y el tercero de 8,6 grados generado en la Fosa de Colombia.
Para los expertos, el que menor efecto tendría en Puntarenas sería el generado en Nicoya porque la poca profundidad del lecho marino no permite que el maremoto se amplifique significativamente al llegar a la costa.
Este estudio se hizo tras el tsunami de 1992 en Nicaragua.
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