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Ella recluta candidatos a matrimonio

No solo se ha casado dos veces con cubanos, sino que es una reclutadora de candidatos a contraer matrimonios civiles con extranjeros.
A sus 24 años, Aurea Lizeth (se omite el apellido), de Lomas del Río Pavas, se gana la vida de esa manera. Ella es madre de dos varones de 5 y 4 años y una niña de tres años.
En una carpeta azul que guarda con reserva en una valija, Aurea Lizeth mostró a La Nación una lista de más de 50 personas dispuestas a casarse.
De cada uno de ellos, tiene en su poder los certificados de nacimiento y de estado civil.
"Es para no andar corriendo de última hora", dijo la mujer, quien detalló que trabaja para varios abogados.
"Es fácil conseguir la gente; por todo lado aparecen hombres y mujeres dispuestos a casarse sin conocer a sus cónyuges a cambio de dinero".
Aurea Lizeth sabe bien los entretelones. Ella misma se ha casado dos veces con cubanos.
El primer matrimonio se realizó el 24 de febrero de 1998 con un isleño de apellido Mesa, de quien se divorció el 2 de mayo del 2001 una vez que él obtuvo la visa de ingreso al país.
El segundo matrimonio se realizó el 28 de noviembre del 2002 con un hombre de apellido Morales, con quien permanece casada, pero ni lo conoce.
A Aurea Lizet solo le preocupa una cosa. El padre de su hija de tres años es un costarricense con el que mantuvo una relación mientras estuvo casada con Mesa. Por eso la niña lleva los apellidos del cubano.
En los parques
Según Aurea Lizeth, los matrimonios que ella ayudó a realizar se han celebrado casi siempre en los parques.
"No hay nada especial; allí lo llevan a uno y a los testigos y el abogado lo pone a firmar el acta. Una vez que uno firma entonces le dan los ¢20.000 y le prometen divorciarlo a los tres años. Eso es todo".
La mujer indicó que uno de los parques preferidos por los abogados es el de Pavas.
Contó, además, que por recomendación de un primo, su abuela, de 67 años, también se casó con un cubano el 24 de febrero de 1998 a cambio de ¢15.000. Aunque le prometieron divorciarla, su caso se complicó y la señora permaneció casada hasta su muerte, el 2 de agosto del 2003.

  • POR Rónald Moya / rmoya@nacion.com
  • Nacional
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