Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El partido le resultó un calvario, estalló en llanto cuando perdió y ante la prensa dijo sentir mucha bronca con el árbitro Rodolfo Chacón, quien con un fallo evitó una quiebra decisiva en la final de la edición 41 de la Copa del Café.
"No sé, es que no puedo pensar. Estoy muy enojado, tengo mucha bronca, estoy cabreado", afirmó el suramericano, quien podría convertirse en el número uno del tenis mundial juvenil.
Con una voz que apenas le salía pues anunciaba que pronto volvería el llanto, agregó que el juego contra el holandés Robin Haase fue muy extraño.
"Mirá, no sé, fue un partido muy, muy raro", en clara alusión a la decisión que tomó el tico Chacón en el tercer y definito set .
Sostuvo que la final ante el holandés fue "muy cerrada" por las constantes "quiebras" de servicio.
Agregó que las tres suspensiones por lluvia que tuvo el duelo no lo afectaron tanto como la imposibilidad de quebrar el set por la decisión del árbitro.
"Por momento, él (Haase) dominaba, y luego era yo. Pero cuando tomaba confianza y hacía mi juego, me quebraba el servicio", explicó el suramericano.
Irreconocible
Del Potro era el primer favorito para ganar la Copa del Café 2005, pues de los inscritos se encuentra en la mejor posición del ranking juvenil mundial de la Federación Internacional de Tenis.
Y esta predicción se cumplió hasta llegar a la final ante Haase, el sembrado número dos.
En la primera ronda, el argentino eliminó con suma facilidad al israelí Sahar Shimiel (6-1 y 6-0) y luego al panameño Juan Miguel González (6-2 y 6-1).
En la tercera ronda despachó al estadounidense Johnny Hamui (6-1 y 6-0) y ya en cuartos de final tuvo algunos problemas con el holandés Antal van der Dum (4-6, 7-5 y 6-1).
La semifinal fue un paseo pues venció con comodidad al israelí Almog Mashiach, 6-4 y 6-0.
Pero en la final su juego se derrumbó ante la ubicación, la fortaleza y la inteligencia de Haase.
Desde el arranque se mostró sin deseos ni voluntad, desorientado y sin más recursos que devolver los remates del centroeuropeo.
No era el Del Potro que en partidos anteriores dejaba al rival ganar los primeros servicios para luego irse encima con ataques tan efectivos como preciosos.
El argentino de la final estaba desanimado, descoordinado, inmóvil, sin ideas ni estrategia.
Por eso, su juego no fue para nada sólido y sufrió dos "quiebras" de servicio, una en el segundo game y otra en el cuarto.
Cuando arrancó el quinto game , tras la primera interrupción por lluvia, pareció que Del Potro despertaba con una "quiebra".
Pero no fue así, pues si bien ganó el segundo set , 6-3, su juego seguía sin consistencia.
En la última manga -ya bajo techo- las fuerzas estuvieron muy parejas hasta el sexto game , cuando la pizarra señalaba el empate.
Fue allí donde el juez Chacón señaló como "adentro" una bola que a todas luces estaba "fuera".
Más allá del error arbitral, lo que se debe mirar es la actitud de Del Potro pues se desplomó hasta caer en un túnel sin fondo.
Nunca se repuso y cayó 6-3. Entonces se sentó en su silla y lloró como un niño, justo cuando aspira a ingresar al profesionalismo.
Este documento no posee notas.