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El presidente, George W. Bush, ya ensaya el discurso para su investidura el próximo jueves, la celebración más "glamorosa" en la vida política del país y para la que los habitantes de Washington llevan preparándose cuatro años.
Hasta el momento, la Casa Blanca no ha querido revelar muchos detalles sobre el discurso. Solo se sabe, por lo que Bush ha admitido, que el tema principal será la democracia y el deber del país de abanderar este valor en el mundo.
Todos los festejos se han organizado, de hecho, bajo el lema "Celebración de la Libertad, Honra al Servicio", en homenaje a los soldados en Iraq y Afganistán.
Pero aunque la ceremonia de este año -la primera tras los atentados del 11 de setiembre de 2001- tendrá un carácter militar más marcado que en ocasiones anteriores, aunque los festejos no serán más modestos.
De hecho, las celebraciones van a acarrear un coste de $40 millones, sin contar con los gastos de seguridad.
Si los gastos de seguridad y organización pública, que se calculan en torno a los $17 millones, correrán a cargo del erario, el resto de los costes vendrán sufragados por empresas y ciudadanos privados, que han desembolsado hasta un máximo de $250.000 cada uno.
A ellos se suman los asistentes a los bailes de gala, un total de nueve, que tendrán lugar el jueves después de la ceremonia de toma de posesión en el Capitolio, en Washington.
Se calcula que hasta 250.000 personas acudirán a alguno de estos bailes, repartidos por toda la ciudad, con la esperanza de vislumbrar, aunque sea durante unos escasos segundos, al presidente y a la primera dama, Laura Bush.
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