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El comité independiente que investiga las acusaciones de mala administración del programa para Iraq "Petróleo por alimentos" presentó a inicios de semana un informe interino al secretario general de la ONU, Kofi Annan. El documento trata, entre otros puntos, el empleo de Kojo Annan, hijo del Secretario General, por parte de Cotecna, empresa suiza que obtuvo un contrato con la iniciativa humanitaria. El informe, en términos globales, es positivo pues exonera al Secretario General de toda responsabilidad y despeja dudas sobre su gestión en Naciones Unidas.
El programa Petróleo por Alimentos operó de 1996 a 2003, administrado por la ONU, con la intención de aliviar al pueblo iraquí de las sanciones impuestas por la comunidad internacional al régimen de Sadam Husein. Se calcula que unos 27 millones de iraquíes se beneficiaron con la iniciativa. Ante las imputaciones de mala administración, Annan nombró a un comité de expertos liderados por Volcker, expresidente de la Reserva Federal de EE. UU., le entregó toda la documentación del programa y ordenó al personal de la ONU colaborar con las pesquisas. La investigación sobre Annan ha tenido como telón de fondo una cierta pugna geopolítica entre Washington y varios Gobiernos europeos, resultado, todavía, de la fuerte diferencia política y militar sostenida hace ya dos años, a partir de la invasión de Iraq. De tal suerte, uno de los primeros Gobiernos que dio su apoyo al Secretario General fue el Gobierno francés. En opinión de París, este informe ha exonerado a Annan de cualquier posible culpa.
Se trata de una noticia positiva para la legitimidad de la institución , que se complementa con otro hecho importante: el plan de reforma de la ONU impulsado desde el 21 de marzo por el propio Secretario General, el cual propone afrontar conflictos interestatales, la amenaza del terrorismo, combatir la pobreza y colocar los derechos humanos como el tema primario del trabajo de la ONU para el siglo XXI. Entre estas medidas se incluye el fortalecimiento de la independencia de la organización del contralor interno de la ONU. El informe fue publicado seis meses antes de que los líderes mundiales asistan a la cumbre convocada por Annan en la ONU.
Se solicita, además, la creación del Consejo de Derechos Humanos, un órgano de gran importancia de la ONU, como el Consejo de Seguridad o la Asamblea General, para que reemplace a la Comisión de Derechos Humanos con sede en Ginebra. La Comisión ha sido muy criticada en los últimos años por permitir que las naciones que violan más los derechos humanos utilicen su membrecía en la comisión para protegerse los unos a los otros de condenas. "Los derechos humanos deben ser considerados en la toma de decisiones y en la discusión de todo el trabajo de la organización", enfatizó Annan.
Finalmente, se recomienda hacer cambios en el Consejo de Seguridad, el poderoso organismo de la ONU dominado por las potencias posteriores a la Segunda Guerra Mundial: China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, las cuales gozan de derecho de veto. El informe hace un llamado para tener un Consejo de Seguridad más amplio y más representativo. Se trata, globalmente, de un conjunto de medidas importantes y decisivas, que contribuirán sin duda a otorgarle una nueva legitimidad y eficacia a un organismo que todavía dista de ser el que pretendió su carta constitutiva: una verdadera entidad rectora de las relaciones internacionales y un gobierno mundial con verdaderas capacidades coercitivas y coactivas.
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