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Delgado vivió un juego muy diferente

Cartago. Javier Delgado no es de hacer mucho aspaviento en la banca; sin embargo, ayer debió estar más quieto de lo usual: apenas el jueves fue operado de piedras en los riñones, luego de que el lunes pasado fuera internado.
Y así es la vida y el futbol: fue ayer cuando sufrió su primera expulsión desde que ejerce como técnico.
Su sanción fue por excederse en los reclamos, según lo reportó el juez asistente Efraín Rodríguez al central, Greivin Porras.
"Le reclamé que no levantara la bandera por la faltas que nos hacían", expresó el Sheriff .
"Sí, es una ironía que me expulsaran en este partido, en el que no podía moverme del banquillo. Tal vez todo se conjugó, porque no se puede vivir el partido de la misma manera.
"Algunas veces lo controlé; otras, no... eso sí cuando le reclamé al línea lo hice con palabras decentes.
"Pues me expulsaron y no hay nada que hacer", agregó con un gesto de resignación.
Se marchó. Aquella fue la única oportunidad en la que Javier dejó el banquillo.
Y la última: Delgado se fue del banquillo de su equipo cuando el reloj marcaba el minuto 86.
"Para mí esos seis minutos (dieron tres de reposición) fueron interminables, se me hicieron eternos", comentó Delgado, durante su comparecencia con la prensa.
El encargado de girar las órdenes y de poner la adrenalina a un costado de la raya de cal fue Mauricio Montero, el asistente técnico de Delgado.
"Yo gritaba, pero si los jugadores no me oían era Mauricio el encargado de hacerles llegar las instrucciones", comentó el Sheriff .

  • POR Arnoldo Rivera J. / arivera@nacion.com
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