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Los partidos emergentes ya empezaron a enfrentarse con una dura realidad y es que su sueño de tomar las riendas del país pasa por un importante costo económico.
Humberto Arce, diputado y fundador de Unión Patriótica, reconoce que por ejemplo solo en el combustible que demanda trasladarse por el país para realizar las distritales se gasta mucho dinero que no ha cuantificado.
Pero si se trata de hablar con números, la casa donde funciona la sede de UP, en Barrio Escalante, San José, cuesta $1.200 al mes.
Un poco menos debe pagar Patria Primero, de Juan José Vargas, por su sede en La Pitahaya, cuyo alquiler mensual llega a ¢220.000.
El aspirante relató que también debió pagar por 5.000 calcomanías y 2.000 afiches pequeños que se reparten, principalmente, en las asambleas distritales.
Por ahora, estima Vargas, ha invertido unos ¢4 millones a pesar de la austeridad con que manejan el plan y de que la sede es atendida por dos voluntarios.
Un brochure pequeño a un color, ejemplificó Arce, cuesta por lo menos ¢15 y un tiraje simbólico de calcomanías significó ¢70.000.
El diputado estima que ha gastado también cerca de ¢4 millones desde diciembre. Poco más de un millón fueron donaciones y el resto provienen de un préstamo solicitado a una cooperativa en el que su nombre es el que responde.
Otros aún son más cautos y se limitan a fotocopiar folletos para repartir entre sus partidarios. Además, mantienen la sede del partido en su propia oficina de ejercicio profesional, como José Miguel Villalobos, d el ADN.
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