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Un peón de construcción lanzó el viernes a su excompañera sentimental al río Tibirí, sin que hasta avanzada la tarde de ayer hubiera sido posible su localización.
El sospechoso, a quien voceros policiales identificaron como de apellido Rivas, de 30 años, también se tiró al río la noche del viernes, aseguraron vecinos.
La mujer, de 23 años y madre de dos hijos, se llama Melania Murillo Sandí y había terminado su relación con Rivas porque, según relató a familiares la semana anterior, "ese hombre es muy celoso y me amenazó de muerte".
La pareja convivía desde hace tres años en la casa de la madre de la joven, Teresa Sandí, en El Bajo Los Anonos, carretera a Escazú.
“Mi hija lo dejó porque era muy posesivo y no la dejaba salir a ningún lado”, relató Sandí.
Según dijo, los problemas entre la pareja empeoraron la semana anterior cuando Rivas trató mal a Murillo porque “salió un momentito a la calle y se quedó hablando con unos vecinos”.
“Ese hombre me la había amenazado de muerte tres veces. No la dejaba ni respirar...”, recordó.
Lo echó de la casa. La situación entre ambos se complicó aún más a principios de la semana anterior cuando la joven le pidió a Rivas que se marchara de la casa.
El hombre se retiró pero, según vecinos, dormía en la plaza de la comunidad para “seguir vigilando a la joven y pedirle cacao”.
“Mi hija iba todas las mañanas a la escuela para dejar a sus sobrinos y ese hombre la interceptaba para pedirle perdón y rogarle que lo dejara volver”, añadió la madre, quien aseguró que su hija “quería vivir en paz para salir a la calle sin que nadie la vigilara”.
El viernes, tras mucha insistencia, la joven aceptó que Rivas volviera a la casa de su madre.
Sin embargo, para evitar represalias, ella puso como condición que dormirían en camas separadas y “se verían solamente como buenos hermanos”.
Muerte anunciada. “El sábado mi hija cambió de opinión porque tenía miedo; sentía que algo malo le sucedería, y entonces le dijo a Rivas que se fuera definitivamente”, relató su madre.
Aunque temerosa, decidió salir esa noche para conversar con amigas de su barriada.
Al regresar, a eso de las 8 p.m., se topó con su excompañero sentimental, quien, sin decir nada, la agarró del pelo para arrastrarla hasta una de las márgenes del río Tiribí y lanzarla. Poco después se tiró él, a pesar de los intentos de vecinos por detenerlo.
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