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Quepos. "Johnatan" , de 31 años, era hasta hace unos años el flamante dueño de una marisquería en Manuel Antonio. Dice ser un chef profesional y para demostrarlo menciona con propiedad los nombres de complejos platillos.
Aprendió el oficio desde muy pequeño, cuando comenzó a lavar platos en un hotel de Quepos.
Poco a poco ascendió hasta convertirse en el encargado de pastas y de carnes rojas de un conocido restaurante de la zona. Tenía 24 años de edad cuando un problema marital lo llevó a la ruina. Decepcionado, se entregó al licor... poco más tarde a la cocaína.
Trampa mortal. "Me la ofreció en un bar un pariente. Me dio vergüenza probar esa raya y que me vieran, pero me gustó y me enamoré de esa droga.
"Yo podía controlarla pero no pude hacer lo mismo con el crack . Cuando uno lo prueba solo quiere más y más. Una piedra es demasiado y 1.000 no son suficientes", dijo.
"Johnatan" reconoce sin rodeos que "me fumé todo el mobiliario del negocio".
"Tuve millones de colones en el banco y en la bolsa. Todo lo boté; no me quedó nada. Ya llevo dos meses en este lugar (el antiguo cementerio); tengo que salir antes de que sea tarde".
Este hombre, quien viste un roído pantalón y unas viejas chancletas, aceptó hablar con una condición: "Dígale a los jóvenes que jamás prueben el crack ".
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