El mandatario Abel Pacheco ha dicho que tiene dudas sobre si el TLC es bueno o no para el país. Duda de si es un instrumento que contribuya al desarrollo del país, con rostro humano. No está seguro de si es conveniente para la mayoría de los costarricenses. No obstante, tomó la decisión de ponerlo en manos de 57 ciudadanos diputados que conforman la Asamblea Legislativa.
El debate en torno al TLC ha provocado en la población una polarización inconveniente. Evidentemente no hay un acuerdo político nacional sobre la conveniencia del tratado.
Hoy, el referéndum es una realidad para los costarricenses. Pone en manos del pueblo la potestad de decirle al Gobierno de turno cómo quiere que se resuelvan ciertos proyectos de ley; representa la manifestación directa de la voluntad popular. Fortalece nuestro sistema democrático.
Hoy, a la luz de los acontecimientos y tratándose de un asunto de trascendental importancia para el país, es imperativo que, en conjunto, el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa tomen la iniciativa de activar la figura del referéndum y someter la aprobación o desaprobación del TLC directamente a todos los ciudadanos. La responsabilidad debe ser de todos y no solo de 57 ciudadanos diputados.
El pueblo costarricense debe tomar la palabra, y decidir. ¿Habrá voluntad política para llamar a un referéndum?