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Una enfermedad psiquiátrica mayor que requiere tratamiento de por vida y en la que el paciente puede decir y hacer cosas irreales.
Así definió la psiquiatra Ivannia Salas el mal que, según la esposa del costarricense Rigoberto Alpízar, lo aquejaba.
Esa enfermedad es conocida como trastorno bipolar. "Tiene dos polos. El primero es el maníaco, cuando el paciente entra en cosas equivocadas, como creerse que es Dios. El otro es el depresivo. La persona sufre crisis que con un tratamiento es posible controlar", explicó Salas.
Este padecimiento afecta al uno por ciento de la población mundial, dijo la doctora.
Los episodios depresivos se manifiestan por el decaimiento, pesimismo, fatiga, insomnio, pérdida del apetito e intentos de suicidio. Los episodios maníacos son mucho más delicados.
"En el caso ocurrido en Miami, es probable que la persona, en un estado de euforia no percibiera el peligro de sus palabras", consideró la psicóloga Alejandra Sáenz. Agregó que aunque el paciente tiene noción de la realidad, no controla el nivel de riesgo que conllevan sus actos.
"Solo un diagnóstico clínico puede determinar el grado de bipolaridad en que se encuentra la persona", concluyó .
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