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Las obras de reconstrucción de Iraq no están avanzando según lo esperado y no es claro si podrán seguir operando cuando Estados Unidos salga de ahí.
Informes del inspector especial para Iraq, Stewart W. Bowen, muestran que hay un déficit (no se sabe de cuánto) en los recursos disponibles, pues gran parte se ha redestinado a entrenar a las nuevas fuerzas iraquíes y a la construcción de cárceles.
Además, los costos en mantener la seguridad alrededor de cada obra son más altos de lo esperado y, como resultado, diversos servicios básicos están operando por debajo de su capacidad.
El órgano contralor estadounidense fue más allá y en un informe de octubre pasado advirtió: "No es claro cómo los esfuerzos estadounidenses están ayudando a los iraquíes a obtener agua limpia, electricidad permanente y servicios de salud competentes".
Estos informes cobran importancia en momentos en que la administración Bush no incluyó recursos frescos para la reconstrucción de Iraq en el proyecto de presupuesto del 2007, recién enviado al Congreso.
Jim Mitchell, asistente del inspector general, explicó ayer que uno de los principales problemas es si los iraquíes podrán operar y dar mantenimiento a las obras construidas por Estados Unidos. "Se necesita más dinero para entrenar a los iraquíes (...) para que todo este trabajo no se pierda en un par de años", comentó.
Estados Unidos ha destinado $30.000 millones a la reconstrucción, mientras la comunidad internacional ha aportado $2.700 millones, de $13.000 millones ofrecidos. Sin embargo, parte del dinero está disponible como préstamo, a lo que Iraq por ahora no tiene acceso.
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