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Con su mirada en el vaivén de las olas, Gilbert Ruiz Ruiz contó con nostalgia cómo, hace dos años, con el cierre de la marina Flamingo se quedó sin trabajo.
Como él, veinte personas continúan en esa playa, a unos 800 metros del atracadero. Ellas ofrecen, al turista, viajes recreativos, buceo y pesca deportiva.
"Desde que la municipalidad cerró la marina, no he abandonado lo único que sé hacer. Vengo todos los días a probar suerte, pero ya no es lo mismo", indicó.
Por eso, Ruiz se siente motivado al saber que hay un plan para reabrir lo que él considera una oportunidad para resurgir.
En noviembre del 2003 (tres meses después del cierre), un estudio de la consultora Francia Burowy para el Instituto Costarricense de Turismo, destacó que 10 lugares cercanos a la marina se afectaron por el cierre.
Brasilito, Tamarindo, Potrero, Huacas, Portegolpe, El Llano, La Garita, Matapalo, Cartagena y Villarreal "se debaten en un ambiente afectado por el desempleo", indicó el estudio.
En esos lugares, unas 400 personas trabajaban como marineros, pescadores, guías turísticos y transportistas.
Por otro lado, el sector hotelero, agencias y proveedores de insumos vieron mermados sus actividades e ingresos.
La clausura frenó la economía de la zona pues era el motor del turismo, admitieron Larry Barrow, propietario del Hotel Mariner Inn, y Álex Moreno, dueño de una pequeña empresa de transporte de turistas.
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