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Yogyakarta. Reuters. Decenas de miles de indonesios se refugiaron ayer en carpas precarias en la región de la isla de Java golpeada por el terremoto, mientras funcionarios instaron a detener la distribución de la ayuda durante la noche para evitar robos y saqueos.
Trabajadores de rescate aún seguían sacando cadáveres de los escombros dejados por el terremoto de 6,3 de magnitud, que se produjo al amanecer del sábado y destruyó poblados enteros alrededor de la antigua capital real de Yogyakarta, reduciendo las casas a restos de madera, tejas y metales.
Las estimaciones del número de personas desplazadas o que quedaron sin hogar debido al terremoto que mató al menos a 6.234 pobladores no estaban claras, pero un funcionario provincial dijo que el sismo había destruido o dañado 130.000 casas.
Algunos sobrevivientes se quejaron de saqueos y en áreas remotas los coches con la ayuda eran escoltados por la Policía para protegerlos de sobrevivientes desespe-rados y ladrones.
La Policía también pidió que la ayuda no fuera distribuida durante horas de la noche.
"En algunas regiones las luces no están funcionado y ciertas personas ven esto como una oportunidad para robar", dijo el voluntario Arief Budiman, un estudiante que ayudó a vigilar el poblado de Baturetno, en Bantul, durante la noche.
"En casi todos los poblados se llevan a cabo guardias nocturnas para prevenir los robos", agregó.
Sobrevivientes hicieron refugios en las ruinas de sus casas y están en condiciones precarias.
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