Francisco Rodríguez vive en Escobal, una de las seis comunidades que están en un territorio de 122 hectáreas que se disputan los municipios de Alajuela y Belén.
Ahí viven unas 858 familias, quienes reciben los servicios de recolección de basura y agua potable por parte de Belén.
Ambos ayuntamientos reclaman esa área e incluso cobran el impuesto de bienes inmuebles a los vecinos.
Ante esto, Rodríguez optó por pagarlo a los dos municipios.
"Lo que quiero es vivir tranquilo, sin presiones, mejor arreglo con los dos.
"Esto es incómodo pues con Alajuela estoy al día pero a Belén le debo entre ¢15.000 y ¢20.000", señaló Rodríguez.
Otra vecina, María Eugenia Ledezma, también externó su molestia por este conflicto limítrofe.
"No hay una ley que diga que hay que pagar doble, estoy molesta porque me duele ver a personas que no tienen dinero y no saben qué hacer (porque las dos municipalidades les cobran)", resaltó Ledezma.
Otros habitantes de la zona optaron por cambiar la inscripción de las propiedades.
Ellos contratan a un abogado para que cambie la inscripción del plano catastrado y así los terrenos no quedan inscritos en Alajuela sino en Belén.
Al menos 70 vecinos han hecho ese cambio y así evitan que Alajuela les cobre los impuestos.
El abogado les cobra un monto de unos ¢20.000 por los trámites.
Añejo. Los alajuelenses aseguran que ese terreno les pertenece pues así se establece en un aviso del Catastro Nacional publicado en La Gaceta del 13 de diciembre de 1993.
Pero los belemitas insisten en que han desarrollado el lugar y que forma parte del cantón.
Luis Alberto Wong, jefe de división territorial del Instituto Geográfico Nacional (IGN), aseguró que se requiere de una ley que defina los límites.
Adrián Alvarado, de bienes inmuebles de Alajuela, dijo que los vecinos que varíen la inscripción de la casa tendrán que hacerlo de nuevo, pero hacia Alajuela.