Para entender por qué Saprissa jugará mañana a puerta cerrada su partido de vuelta ante el Estelí, solo hace falta remitirse al comportamiento de muchos de sus aficionados ayer tras el cuarto gol de Carmelita.
Los seguidores lanzaron objetos, y una botella de plástico enviada desde platea este golpeó en la cabeza al árbitro auxiliar Édgar Jiménez.
Faltaban siete minutos y el central Rándall Poveda consideró que la agresión a su asistente ameritaba suspender el juego. Jiménez presentaba un poco de desorientación y mucho dolor en la zona del impacto.
Según los reglamentos, será necesario jugar el tiempo restante. La Unafut dispuso inicialmente que el partido se complete hoy mismo, a las 8 p. m., según indicó José Rebollo, miembro de ese organismo.
Sin embargo, Saprissa exigirá otra fecha, por el compromiso de mañana por la Uncaf. Las posibilidades más inmediatas son el jueves de esta semana o cualquier día de la próxima.
Los morados se exponen a una multa y una llamada de atención del Comité Disciplinario . Como es la primera vez que pasa algo así en este campeonato, no es posible aplicar una suspensión de su cancha.