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El especialista: Un error irreversible

Algunos costarricenses no parecen estar conscientes de la gravedad que tendría, especialmente para los más pobres, el quedarnos fuera del TLC con Estados Unidos.
Ahora no se trata de un simple capricho, de una cuestión de orgullo, de prejuicios políticos, de viejos rencores, de perjudicar al gobierno actual para ganar caudal electoral o de simple animadversión hacia ese país.
Se trata de jugar con el bienestar, el desarrollo, la inversión extranjera, con las fuentes de empleo, con los ingresos de la mayoría. Paradójicamente, quizás por ignorancia, algunos grupos dicen basarse en la defensa de esos principios para oponerse al TLC. Pero si prosperasen sus intenciones, lograrán todo lo contrario. Algunos sí lo saben, pero quieren causar daño para satisfacer sus egos o malsanos intereses.
Ahora se trata de que si perdemos la posibilidad de exportar a, ese, nuestro principal mercado, seremos desplazados por los demás países: todo Centroamérica, República Dominicana y hasta por Colombia y Perú.
Chile, México y Canadá tienen acuerdos con EE. UU. desde hace muchos años, sin que hayan tenido ninguna de las consecuencias apocalípticas que se empeñan en imaginarse quienes quieren, a cualquier costo, perjudicar a la mayoría de la población.
¡Pensémoslo bien! Quedarnos fuera sería irreversible. Quizás en el futuro podríamos arrodillarnos y pedir perdón. El gobierno americano podría compadecerse y tramitar en su Congreso que se nos reciba. No sería nada fácil y, lo más importante, no dependería de nosotros.
Si entramos, y llegáramos a darnos cuenta de que quienes se oponían tenían la razón, y los perjuicios que nos causa el TLC son mayores que los beneficios, nos podríamos retirar en cualquier momento. Eso sí sería reversible y dependería 100% de nosotros.
¿Seremos tan inconscientes de quemar los barcos y no dejar ninguna posibilidad abierta?

  • POR Dennis Meléndez
  • Economía
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