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Un estudio efectuado por el Ministerio de Justicia detectó la presencia de 166 presidiarios con algún tipo de discapacidad.
Aunque la cifra es baja si se compara con la población penal en setiembre del 2005, cuando se hizo el análisis (apenas representaba el 1,26% de 13.111 presidiarios), para Adaptación Social significó una voz de alerta: acondicionar los centros penales para cumplir con la legislación.
De acuerdo con el análisis, de las 166 personas 89 tenían limitaciones físicas y 77 mentales. A cargo del sistema penitenciario hay 16 personas con problemas visuales (7 no videntes), 10 a las que les falta una pierna, dos sordomudas, un mudo y un sordo.
También hay reos con distrofia en las piernas, mal de Parkinson, deformación lumbar, poliomielitis, paraplejia compleja, espina bífida y hasta un caso de la enfermedad conocida como "huesos de cristal".
El director de Adaptación Social, Guillermo Arroyo, reconoce que, si bien han hecho esfuerzos para acondicionar las prisiones con rampas de acceso y barandas, el problema es más profundo.
“Va más allá de un asunto de acceso a instalaciones. Hace falta personal especializado para atenderlos, así como condiciones de seguridad especiales.
“Por su situación, estas personas son vulnerables frente al resto de la población penitenciaria”, destacó Arroyo.
Eso quedó en evidencia con el caso de una mujer de 61 años que ingresó a prisión, pese a no tener sus dos piernas. La arrestaron por venta de drogas. En su caso, la doctora Dixiana Alfaro –jefa médica de la cárcel El Buen Pastor, en Desamparados– destacó que, si bien la señora tenía una celda con ciertas condiciones, “el personal médico y de enfermería labora intensamente y no se puede garantizar una atención exclusiva a una interna”.
Así se lo hizo saber al juez de San Carlos, que asumió el caso.
Encierro. De los 166 presidarios con discapacidad, solo 68 están en cárceles cerradas. El resto acude a centros de confianza (llegan a dormir) o están bajo supervisión del Ministerio de Justicia.
En la cárcel juvenil, por ejemplo, las autoridades encontraron 20 casos de menores que afrontaban algún tipo de discapacidad.
En dos semanas el departamento de arquitectura de ese ministerio entregará un diagnóstico sobre las mejoras a efectuar en los presidios nacionales.
Algunas cárceles (las últimas que se construyeron, así como El Buen Pastor, la prisión para mujeres) acondicionaron una o dos celdas para personas con necesidades especiales.
Empero, Arroyo es del criterio de que es necesaria una cárcel especializada para esas personas.
“La idea no es discriminarlas, sino darles un lugar adecuado a sus necesidades y que cumpla con la seguridad de una prisión.
“Ahí estarían seguros y bien atendidos. En nuestras cárceles hay mucha solidaridad, pero así como he visto a presos que llevan a un compañero en silla de ruedas para bañarlo, hay otros que los agreden y les quitan sus cosas”, comentó.
Proyecto. Adaptación Social pretende tener lista esa cárcel a finales del 2007, siempre y cuando encuentre presupuesto.
Ahí atenderían las limitaciones físicas, no así las mentales.
Este último tema ha generado una intensa polémica en los últimos días pues, aunque existe un proyecto para la creación de un hospital psiquiátrico penitenciario, ni Adaptación Social ni el Hospital Nacional Psiquiátrico quieren asumirlo.
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