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El Museo Omar Salazar Obando, ubicado en la sede de la Universidad de Costa Rica (UCR) en Turrialba, se llenó con 15 pequeños animales de madera y piedra.
Se trata de una selección de esculturas del costarricense José Sancho, creadas entre 1998 y el 2005. En las obras, el artista sintetiza las formas de la fauna para crear piezas exquisitas, llenas de curvas sinuosas y texturas –a veces lisas, a veces ásperas, a veces ambas–.
El espectador encontrará hormigueros, una rata, una suricata, una anaconda, un tejón, ranas y petirrojos, entre otros.
La exhibición estará en Turrialba hasta el 28 de setiembre. Del 2 al 29 de octubre, las esculturas se mostrarán en el Museo Regional de San Ramón, en la sede de Occidente de la UCR.
Confesiones de escultor. Escondido en su morada-taller en Bello Horizonte, Escazú, el escultor Sancho habló no solo de por qué solo expone en espacios públicos, sino también de que su trabajo es la justificación de su existencia.
A continuación, un extracto de la conversación con el artista, de 71 años y 31 dedicados a la escultura.
¿Por qué le interesa exponer en las sedes regionales de la UCR en Turrialba y San Ramón?
Yo solo expongo en espacios público, nunca en sitios privados. Cualquier lugar es bueno para exponer mi obra: Quizarrá, Liberia o San José.
¿A qué se debe la decisión de exponer solo en sitios públicos?
A que yo no soy un negocio ni quiero que mi trabajo sea parte de uno. Yo esculpo para mí y si alguna obra se vende, pues bien, pero ese no es mi objetivo.
Es decir, guarda muchas esculturas en su colección personal...
¡Uh!
¿Qué pasará cuando su morada taller se llene?
El futuro no existe, es desconocido, y el pasado ya pasó. Vivo el presente, que es lo que me interesa.
¿Cómo se relaciona su ‘animalística’, sus torsos femeninos y sus obras con formas vegetales?
Esencialmente, soy un amante de la naturaleza. Desde mi más tierna infancia he sido un observador venerante del paisaje, de la flora y fauna. Dentro de eso está lo femenino, que es un fenómeno de la naturaleza que asegura la perpetuación de las especies.
"Como dice María Enriqueta Guardia en el catálogo de estas exposiciones, de cierta forma yo también soy un paisajista. Se ve en mis bandadas, cardúmenes y tropeles, colonias de pingüinos".
¿Cómo nacen sus escultores de animales?
Se me presentan como formas sintéticas que me invitan a reproducirlas en formas plásticas. Lo que hago es partir de los gestos y actitudes de los animales, tanto la fauna nacional como universal.
¿Qué pasó con la chatarra? ¿Ha dejado de trabajarla?
No, nunca he dejado de trabajar la chatarra. Cuando me encuentro un pedazo de metal, lo agarro y hago algo.
¿Cuál ha sido la búsqueda en su escultura?
Justificar mi paso por la vida. Que lo haya logrado no sé, ya lo dirán cuando me muera.
¿Qué estimula su escultura?
Las ganas de vivir. La escultura me da sentido. Yo vivo porque esculpo.
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