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Nueva York. Una trayectoria como pocas en el tenis tocó punto final ayer, cuando el estadounidense Andre Agassi perdió ante el desconocido alemán Benjamin Becker, quien sirvió un ace para liquidar una victoria de 7-5, 6-7 (4), 6-4, 7-5 por la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos.
Jugando con el espíritu indomable de un campeón, pero con un físico que ya no daba para más, Agassi no pudo con el peso de sus 36 años y un crónico dolor de espalda.
Agassi no contuvo la emoción y rompió a llorar en la cancha del estadio Arthur Ashe al recibir una prolongada y cerrada ovación.
Meses atrás, Agassi anunció que este US Open iba a ser el último torneo de su carrera.
Parecía inimaginable que podría ser capaz de ganar siete partidos para salir campeón, pero tras dos impresionantes triunfos la gente empezó a pensar en ello.
"El marcador muestra que hoy perdí", dijo el estadounidense a la multitud. “Pero lo que el marcador no muestra es lo que he encontrado. Y durante los últimos 21 años, he encontrado lealtad. Me han alentado en la cancha y también en la vida... Me han dado fuerzas para salir bien incluso en mis horas más bajas”, dijo el tenista al público.
Becker, quien tuvo que sortear tres partidos de la fase previa para acceder al cuadro principal del Open, aplaudió mientras Agassi daba su mensaje de despedida.
La esposa de Agassi, Steffi Graf, y sus hijos, Jaz Elle y Jaden Gil, presenciaron el momento.
“Fue mi ídolo cuando crecí”, expresó el germano, quien es 11 años menor que Agassi.
El hoy extenista recibió inyecciones de cortisona y analgésicos esta semana para poder actuar en el torneo de sus amores.
Aunque se empleó hasta el límite, ayer se quedó sin cuerda.
Fueron evidentes las muestras de agotamiento de Agassi al vérsele respirar profundo.
Luego de tres partidos y más de 10 horas de calvario en las canchas de Flushing Meadows, Agassi se despidió como profesional.
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