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La casona de adobe de Nicanor Badilla, en Alajuelita, declarada patrimonio en el 2002, está rodeada de problemas y líos legales.
A principios de este año su dueño, José Luis Fonseca, comenzó a hacerle trabajos sin permiso del Centro de Patrimonio, por lo que las obras fueron clausuradas por la Municipalidad.
Fonseca dijo a La Nación que él compró la propiedad y no fue informado de que era patrimonio, por lo que no pidió esos permisos.
Explicó que su interés es transformar esa centenaria casona en un restaurante de comida típica.
"No la compré para eso, sino para chanearla. Iba a poner cemento y varilla para que quedara más segura", argumentó . Agregó que no puede entrar allí porque hay un proceso de desahucio que involucra la propiedad.
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