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El presunto autor de la matanza que ocurrió en la agencia del Banco Nacional en Monteverde, Puntarenas, Erlyn Hurtado Martínez, perdió su casa ayer en un incendio que destruyó otras seis viviendas del barrio San José de Alajuela.
El extranjero es juzgado desde el lunes por el asesinato de nueve personas, ocurrido entre el 8 y el 9 de marzo del 2005.
La deflagración se inició a las 2:15 p. m. y afectó ranchos en los que habitaban familias de muy escasos recursos, según vecinos.
El fuego arrancó en un inmueble contiguo a la vivienda de Hurtado y se propagó rápidamente.
Cuando los bomberos llegaron al lugar, las siete casas ardían y el fuego estaba fuera de control.
Aunque inicialmente trascendió que el incendio pudo ser provocada por una chispa, voceros del Cuerpo de Bomberos no descartaron que hubiera sido causado por desconocidos.
Incluso, anunciaron que coordinarán investigaciones con el Departamento de Ingeniería y Riesgos del Instituto Nacional de Seguros (INS) para determinar, con precisión, el origen del fuego.
Todo perdido. De la casa de Hurtado, en la que vivían desde hace cuatro años su esposa Francisca Arauz y dos de sus hijos, solo quedaron latas retorcidas y humeantes.
Ayer, la mujer lloraba su desgracia. "No sé qué hacer, ahora si nos quedamos sin nada, en el total desamparo", exclamó desconsolada.
Arauz se encontraba en su sitio de trabajo, un restaurante ubicado a cuatro kilómetros de la casa, y cuando llegó ya no quedaba nada.
“Es un golpe muy duro, otra prueba más en la vida y tenemos que luchar para seguir adelante”, afirmó, cabizabaja, mientras revisaba entre las latas quemadas en busca de algo en buen estado.
Lenguas de fuego. El fuego se extendió rápidamente debido a la madera vieja con que estaban construidos la mayoría de los ranchos.
Esa situación puso en apuros a los bomberos, que tuvieron que “lanzar” gran cantidad de mangueras para concentrar los chorros de agua contra la parte central del área afectada.
Tras casi una hora de trabajo, controlaron las llamas y evitaron que alcanzaran otras propiedades vecinas, cuyos moradores se vieron obligados a sacar sus escasas pertenencias.
Algunos se quejaron por la desaparición de artículos y la zona del siniestro fue rodeada por policías de la Fuerza Pública para evitar cualquier otro contratiempo.
La Cruz Roja atendió solo a tres personas, dos de ellas afectadas por la inhalación de humo y una porque sufrió una cortadura en un pie.
Todos fueron llevados al hospital San Rafael de Alajuela, donde poco después los dieron de alta.
Los paramédicos atendieron, además, a un bombero de apellido Benavides, quien sufrió problemas respiratorios debido a la inhalación excesiva de humo.
Otros vecinos, especialmente mujeres y varios niños, recibieron ayuda médica por cuadros nerviosos, pero no se requirió trasladarlos al centro médico.
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