Santiago. Reuters. Grupos aislados protagonizaron desórdenes ayer en la capital chilena durante los actos de conmemoración del 33.° aniversario del último golpe militar en el país, pese a que la presidenta, Michelle Bachelet, pidió recordar la fecha en forma pacífica.
Hoy se conmemoran 33 años desde que el exdictador Augusto Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende. Desde entonces, el 11 de setiembre es una fecha conflictiva en el país suramericano.
"Pido que en Chile podamos hacer un recordatorio de las tragedias de una manera democrática y sin violencia", dijo Bachelet tras participar en una ceremonia religiosa.
El principal acto conmemorativo se inició cerca del mediodía con una marcha pacífica de más de 3.000 personas en las inmediaciones del Palacio de La Moneda, sede del Poder Ejecutivo, que fue bombardeado por militares en 1973.
Pero poco después del inicio de la marcha, un grupo de alrededor de 50 encapuchados autodenominados anarquistas atacó un local de comida de la cadena Burger King y destrozó varias sucursales bancarias.
En tanto, otro encapuchado lanzó una bomba incendiaria contra una de las ventanas de la sede del palacio de gobierno, lo que obligó a la Policía a controlar el fuego y a dispersar a los manifestantes con carros lanzaagua.
Pese a esos problemas, la marcha siguió con destino al cementerio general, en recuerdo de las víctimas de la dictadura liderada por Pinochet entre 1973 y 1990. En las afueras de ese sitio se produjeron los mayores desmanes.
La Policía debió enfrentar a varios grupos de encapuchados, quienes lanzaron piedras y bombas incendiarias contra los uniformados mientras se realizaba el acto final en el interior del camposanto.
Según informes de radio, dos policías resultaron heridos y 50 manifestantes fueron detenidos durante los disturbios.