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Recope desvió un tramo de 1,7 kilómetros de su nuevo poliducto hacia una comunidad en Oreamuno de Cartago, sin notificar a la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena).
Este cambio en una porción de la tubería inquieta a los habitantes de Calle Las Breñas, quienes ven a su nuevo vecino como una amenaza ambiental que podría provocar derrames de combustible y en el peor de los casos, una explosión.
María Guzmán, secretaria técnica de la Setena, manifestó que Recope debió notificar de previo sobre cualquier cambio en el trazado del poliducto, que pudiese traer implicaciones ambientales o afectación a la comunidad.
La funcionaria reconoció que fue hasta después de que se realizaron las obras y se enterró la tubería, cuando la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) le avisó a la Setena del cambio.
Ante la queja de los vecinos, la Secretaría Ambiental envió un equipo de inspección a la zona y ya redactó un informe sobre el tema. Sin embargo, el documento será divulgado hoy, dijo Guzmán.
En la otra acera, la Refinadora insiste en que el proyecto cuenta con el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que cubre todo el proyecto del poliducto de 123,5 kilómetros entre Limón y La Garita de Alajuela.
"La modificación de la ruta en uno de los tramos de Oreamuno no varía los consignado en el Estudio, por cuanto el desvío está dentro del área de valoración y mitigación", agrega un correo electrónico remitido por la oficina de prensa de Recope.
Javier Abarca, director del proyecto en Recope, garantizó que el bombeo de diésel o gasolinas no implica ningún riesgo para los lugareños de Oreamuno o de cualquier otra localidad por la que pase el poliducto.
Explicó que la tubería de 300 milímetros de diámetro está enterrada a 1,8 metros de profundidad y cubierta con lozas de concreto para evitar que maquinaria pesada pueda provocarle fisuras en el futuro.
Insatisfechos. Inconformes con estas explicaciones, los habitantes de Calle Las Breñas interpusieron un recurso de amparo ante la Sala IV.
En el documento, los vecinos alegan que se está violentando su derecho constitucional a un ambiente sano.
Hernán Coto, uno de los lugareños y miembro de la Asociación de Vecinos reclamó que la tubería no debería pasar por una calle pública, frente a las viviendas, pues el plan regulador de Oreamuno no autoriza el paso de tuberías de combustible por esa zona.
Sin embargo, Javier Abarca, aclaró que el desvío de 1,7 kilómetros fue necesario, para no retrasar el avance de las obras.
Añadió que el trazado original incluía el paso por una propiedad que está actualmente en proceso de segregación.
Si Recope y la constructora esperaban a que se completara el traspaso de la finca, la paralización de las obras implicaría pérdidas semanales de ¢520 millones, explicó.
Ahora, la tubería en Oreamuno ya está enterrada y en compensación Recope le ofreció a los vecinos que cubrirá la calle con asfalto. Colaboró Fernando Gutiérrez.
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