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Es pertinente reflexionar sobre el camino que ha seguido el país y su impacto en lo social por la aplicación de políticas que propiciaron el crecimiento económico, de otras de restricción del gasto público –en especial en programas sociales– y por la poca capacidad institucional para ejecutar los programas y proyectos en el campo social. Además, la implementación cada vez mayor de la globalización económica ha tenido efectos sociales o un costo social, pero creo que no se han analizado y valorado adecuadamente los efectos que ya ha provocado y que puede producir en el futuro.
Esto debe tenerse muy presente en vista de los proyectos de ley de gran trascendencia que se empiezan a discutir en la Asamblea Legislativa, como el Tratado de Libre Comercio con EE. UU., la apertura en telecomunicaciones y en seguros, así como nueve proyectos en relación con la "reforma fiscal".
Punto de impacto. Me parece que el proyecto sobre el impuesto al valor agregado, por ser indirecto y porque pretende gravar servicios que hoy no están afectos al impuesto de ventas, va a golpear en especial a la clase media.
En relación con la globalización económica –es poco viable no insertarse en ella–, necesariamente se debe considerar el elemento de solidaridad humana, si se quiere aportar para reducir los niveles de pobreza que ha provocado en parte tal globalización. Al respecto citó al cardenal Óscar Andrés Rodríguez: “Globalizar la centralidad del ser humano, darle la prioridad que merece por su origen y su finalidad, conduce a la revalorización del concepto de comunidad. Solo si sumas una sola especie, una sola comunidad de seres humanos, podremos hacer de la globalización de la solidaridad un instrumento de ascenso de todo ser humano…”.
Pobreza y desaparición. Llama la atención que se ha dado énfasis al crecimiento económico que, si bien es necesario, lo fundamental es que propicie el bienestar de la mayoría de los costarricenses. Esto ha sido así y lo demuestran aspectos concretos como el nivel de pobreza en un 20,5 %; el aumento de la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen; la casi desaparición del pequeño propietario agrícola y de las pulperías; más el deterioro en el sistema educativo y en el de salud pública. No debe perderse de vista que la educación es “el motor para salir de la pobreza”.
Al dar prioridad al crecimiento económico, se olvida que es fundamental que la economía esté al servicio de las personas y del ambiente, no al revés, y es imperativo que la globalización económica incluya la solidaridad humana, si realmente se quiere contribuir a reducir la pobreza y disminuir la brecha entre los que más tienen y los más desposeídos, en aras de la armonía y la paz social.
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