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Barcelona. El Barcelona se dio una noche de fiesta y venció ayer por 5-0 al inocente Levski de Sofía en la primera jornada de la Liga de Campeones, un partido en el que el actual campeón no necesitó sudar para lograr la paliza.
El club azulgrana regresó a la máxima competición de la misma forma que la abandonó: ganando. Lo hizo sin aparente esfuerzo y gracias a goles de todos los colores, anotados por Andrés Iniesta, Ludovic Giuly, Carlos Puyol, Samuel Eto’o y Ronaldinho.
Frank Rijkaard, el entrenador azulgrana, se mantuvo fiel a su filosofía de rotaciones e introdujo numerosos cambios, como las entradas de Iniesta y de Thiago Motta en el centro del campo, o la inclusión de Ludovic Giuly en lugar de Leo Messi. Se vio a un Barcelona muy fresco físicamente, aunque poco compenetrado.
Sin embargo, el Barcelona apenas tardó siete minutos en adelantarse, en una perfecta combinación de su delantera. Ronaldinho entró por la zona izquierda del área, centró atrás hacia Eto’o y este prolongó a la frontal, donde apareció Iniesta para conectar un gran disparo raso junto al palo derecho de Petkov.
El Barcelona se vio ganador muy pronto y, en contra de su costumbre, cedió el balón a su animoso rival búlgaro. El Levski fue un rival perfecto para el Barcelona: dejó jugar, no presionó, movió el balón con lentitud y también acusó lentitud en su defensa. Se dieron muchas condiciones favorables para la goleada, como se ve.
El equipo catalán esperó hasta los 40 minutos para ampliar la cuenta. El Levski pecó de novato y dejó sacar con rapidez una falta. Iniesta mandó el balón hacia la diagonal de Giuly, quien superó con facilidad a Petkov. El partido quedó ya sentenciado, por si quedaban dudas.
La segunda mitad se abrió con el tercer tanto de los locales, todo un regalo de Petkov. Ronaldinho sacó una falta, el portero búlgaro se hizo un lío y el balón quedó franco para que Puyol empujara a la red desde el área pequeña.
El cuarto tanto llegó siete minutos después y quedó para mayor gloria de Eto’o. El delantero camerunés controló un balón y se fue disparado hacia la portería búlgara mientras comenzaba a balancear la cintura. El africano dejó tirados a varios rivales y marcó con mucha calidad un soberbio golazo.
El Levski bajó los brazos y el Barcelona no quiso ensañarse con su víctima, como si fuera consciente de que la Liga de Campeones es una carrera de fondo en la que se encontrará con durísimos rivales.
El encuentro quedó para el virtuosismo de Ronaldinho. En el último minuto controló un balón en su banda izquierda, se fue hacia el vértice del área y desde allí conectó un disparo con un efecto envenenado. Un gol impresionante.
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