Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El Juzgado Penal de San José dictó ayer un impedimento de salida del país para la fiscal Zulay Rojas Sánchez, quien habría ocultado información sobre el asesinato de la esposa del defensor público Luis Fernando Burgos.
La funcionaria sería una de cuatro personas a las que Burgos –de acuerdo con la Fiscalía– buscó en pos de ayuda para encubrir el homicidio de Maureen Hidalgo Mora.
La fiscal –suspendida por orden del Consejo Superior del Poder Judicial– figura en una causa por favorecimiento personal e incumplimiento de deberes.
El primero de esos delitos castiga con prisión de seis meses a dos años de cárcel a quien ayude a un tercero a eludir la investigación de una autoridad u omita denunciar un hecho delictivo.
Otras medidas. Durante seis meses Rojas debe presentarse a firmar cada 15 días ante el Ministerio Público. El Juzgado, además, le ordenó mantenerse lejos de los testigos.
Ayer la funcionaria prefirió no referirse a la investigación.
Su abogado, Federico Campos, aunque dijo ser respetuoso de la decisión judicial, consideró que las medidas eran innecesarias.
"Ella (Rojas) no se ha mostrado evasiva durante la investigación. Si la hubieran llamado como testigo, ella habría acudido. Lo que pasa es que ahora le dieron un rol diferente (imputada)", declaró.
El penalista dijo confiar en la objetividad y la responsabilidad con que la Fiscalía ha asumido el caso.
De acuerdo con el Ministerio Público, el 11 de julio Burgos le confió a Rojas que había matado a Hidalgo en su residencia de Zapote.
Al respecto, el juez José Barletta –quien encarceló al defensor– detalló en la resolución: “De esta misma entrevista (de un testigo) devino otro dato fundamental para la investigación. Me refiero específicamente a la participación de Zulay Rojas, persona de la cual nos dice (menciona el nombre del testigo) indicó abiertamente que le había brindado las directrices (a Burgos) de lo que tenía que hacer para librarse del cuerpo sin dejar indicios de su participación”.
Según el juez, Rojas tenía fuertes lazos amistosos con Burgos, “situación que por conducta humana la pudo haber inclinado a dejar de lado sus obligaciones legales para así no fallarle a su amigo”.
Empero, también destacó que al aconsejar a Burgos, la funcionaria sabía que eso podía significarle no solo sanciones disciplinarias, sino también legales. Por eso, según Barletta, guardó silencio.
“No sería de extrañar que su amiga y exnovia (de Burgos), Zulay Rojas (...) le haya brindado consejos ante la desesperación que no dudo mostró Burgos”, concluyó el juez penal.
Rojas figuró en principio como testigo sospechosa en el caso.
Este documento no posee notas.