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Ciudad del Vaticano. AFP. El diálogo entre el mundo musulmán y la Iglesia Católica, un punto dominante del pontificado de Juan Pablo II, puede verse seriamente comprometido tras las palabras de su sucesor, Benedicto XVI, pese a las declaraciones conciliadoras emitidas ayer por el Vaticano.
Elegido el 19 de abril del 2005, el nuevo jefe de la Iglesia Católica reemplazó a un papa carismático que siempre trató de evitar el choque de civilizaciones.
"Juan Pablo II pasó 25 años construyendo puentes y estableciendo relaciones con la comunidad musulmana", dijo la Fundación Ramadán, una entidad musulmana “decepcionada porque el Papa no siguió el ejemplo de su predecesor”.
Desde 1986, Juan Pablo II tomó la iniciativa, sin precedentes, de buscar una unidad interreligiosa.
Dignatarios judíos, cristianos y musulmanes, así como hindúes, budistas, sintoístas, sijs y representantes de las religiones tradicionales africanas y amerindias se reencontraron en una ocasión en Assise (centro de Italia) para celebrar una jornada de oración por la paz.
“Nadie tiene el derecho de utilizar las religiones como un instrumento de intolerancia, como un medio de agresión, de violencia y de muerte”, declaró el papa polaco en noviembre de 2004, tras recibir a una delegación interreligiosa de Azerbayán, de mayoría musulmana.
Además, Juan Pablo II buscó el diálogo directo con el Islam. Primer papa en entrar en una sinagoga tras la separación del cristianismo con el judaísmo, también fue el primero en penetrar en una mezquita en mayo del 2001, en un viaje a Damasco.
Al tomar su relevo, Benedicto XVI anunció su intención de continuar ese mismo camino.
Ahora, se enfrenta a la ira musulmana, que le exige disculpas por relacionar implícitamente Islam y violencia.
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