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Tanto ha afectado a la nación la incertidumbre que rodea la suerte del TLC en Costa Rica, que no solamente durante el gobierno anterior, sino especialmente durante la pasada campaña política, la discusión pública giró sobre todo alrededor del TLC, de modo que no hubo una verdadera confrontación de planes de gobierno, ideas ni principios entre los partidos en pugna, presos en esta trampa de la cual no han sabido librarse todavía.
Así, el partido triunfador encajó la exigua diferencia de votos a su favor, asumiéndola como producto de la polarización del pueblo respecto de las ventajas o desventajas que supone el TLC. De modo similar, actualmente la perspectiva de solución a los graves problemas nacionales se nubla "cándidamente" ante la supuesta adversidad que se cierne sobre el futuro de la nación si el Tratado se aprueba o no.
Paradójica trampa. Por esto, mientras continúan acentuándose la vasta miseria, los asaltos en casas y calles, las muertes y mutilaciones en las pésimas carreteras, el declive de la educación pública y privada, la impunidad de la corrupción y la mala administración pública, etc., nada de esto es objeto de acción política positiva –a pesar de las constantes advertencias de la prensa nacional– porque, como el destino de la nación parece depender de la suerte del TLC, lo demás carece de importancia propia. Por lo mismo, las acciones de la Asamblea Legislativa carecerán de trascendencia mientras no se aboque a la discusión plena del Tratado y su aprobación o desaprobación. La oposición, que se encuentra cautiva en la paradójica trampa, ni siquiera puede insinuarse en los temas del Tratado porque, aun tan manoseados, sin embargo no despiertan ninguna reacción en el ánimo del común de la gente, puesto que su carácter misterioso y abstracto no puede competir con el dolor concreto de los problemas cotidianos que acosan al pueblo.
Entre tanto, nada diferencia la actual legislatura de la anterior, no obstante que parecen insinuarse situaciones muy peligrosas para nuestra vida civil. Pues, mientras que incluso ha buscado apoyo internacional para convencer a los ciudadanos de la bondad del Tratado, el presidente, premio Nobel de la Paz, rompe la tradicional confianza en el pacifismo costarricense y se rodea de un fuerte comando de guardaespaldas y vallas policiales, bajo el pretexto de la violencia con que puede arremeter en su contra la avanzada enemiga del TLC, un grupo de bulliciosos estudiantes universitarios.
Y el amago de la creación de un ejército privado a las órdenes del Gobierno no parece una simple ficción, mientras que el PAC y el ML no obran al respecto con suficiente propiedad.
Ineptitud e irresponsabilidad. ¿Qué sucederá una vez que el Tratado finalmente se apruebe o desapruebe? Si la obra gubernamental continúa tan estancada como hasta hoy, entonces seguirán recrudeciendo los problemas nacionales; luego, si el Tratado se aprueba, se alegará que este necesita suficiente tiempo para incidir positivamente en la vida nacional; y, si no se aprueba, se achacará la mala situación a su desaprobación. La astucia proverbial encuentra justificación a lo que de suyo se debe a la ineptitud y la irresponsabilidad habituales en los políticos del mundo subdesarrollado.
En el 2010, a menos que se haya consolidado una fuerza política capaz de impulsar un cambio sustancial y positivo y de ganarse la inteligencia y la voluntad de una mayoría realmente significativa de la población, incluyendo a los cientos de miles de ciudadanos reacios a votar, capaz, por consiguiente, de vencer esa fatal indiferencia colectiva, propia de pueblos domesticados y subyugados, veremos precisamente a los púgiles de siempre pelear en términos semejantes y con idénticos propósitos particulares, pero nuestra democracia se encontrará padeciendo una postración mayor. La democracia, como la paz, no se alimenta de poses, gestos y palabras, sino de justicia, igualdad, solidaridad, cultura y civilización realmente actuadas y vividas.
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