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Palmares y San Ramón. A sus 71 años, Israel Ramírez recordaba el huracán Fifi (de 1974), que ocasionó la peor destrucción por lluvias en Palmares de Alajuela.
Al menos así fue hasta anteayer, cuando un fenómeno atmosférico superó los daños ocasionados en aquel entonces.
Siete puentes destruidos o falseados, dos acueductos dañados (5.000 personas sin agua), 150 casas anegadas (cuatro destrozadas), 30 deslizamientos en las vías principales del cantón... "Aquí nunca había ocurrido algo así", dijo el alcalde Mario Rojas.
El jefe del gobierno local estimó las pérdidas en unos ¢1.000 millones. Sus vecinos de San Ramón también se vieron afectados.
Ahí, la crecida de ríos y quebradas dañó cuatro puentes e inundó 14 poblados.
Los daños más graves se registraron en La Guaria, donde el agua llegó hasta el techo de algunas viviendas. La corriente arrastró un vehículo al cauce del río.
Ante esta situación, la Comisión Nacional de Atención de Emergencias (CNE) activó una alerta amarilla –de prevención– para esos cantones.
También anunció el trámite de una declaratoria de emergencia para agilizar la inversión de fondos en las zonas afectadas por la lluvia.
Fenómeno local. De acuerdo con el meteorólogo Norman Vega, una gran concentración nubosa (arrastrada desde el Pacífico) descargó, sobre esa región, una importante cantidad de lluvia.
Eso “enfureció” las quebradas y los ríos, como pudo presenciarlo Israel Ramírez, un vecino de Palmares centro.
“No tuve tiempo de sacar nada. La quebrada (Calabazo) derribó la tapia y se metió en la casa. En ese momento, mi esposa estaba en la cocina. Me metí a sacarla, pero la refrigeradora se me vino encima”, relató. Cerca de él, decenas de comerciantes luchaban ayer por recuperar del barro su mercadería.
A Xiomara Lazo, parte del muro del cementerio le cayó en su casa al deslizarse el terreno. Describió: “A casa entraba mucha agua con barro. En eso sonó una explosión”.
“Me asomé, y en el patio había gran cantidad de huesos (se desplomaron algunos nichos)”, señaló.
El agua arrasó con el puente que comunica a Santiago con Rincón de Zaragoza, Palmares.
Ahí, la quebrada Grande creció como nunca antes. La CNE contrató maquinaria para limpiar el cauce de los ríos. Colaboró la corresponsal Patricia Mejías.
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