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Pasillos llenos de enfermos que necesitan una cama

El miércoles anterior, Amalia Fallas Segura cumplía tres días de vivir en una camilla, atravesada en el pasillo cuatro de Emergencias Médicas del hospital San Juan de Dios.
Llegó urgida de medicamentos para atender una severa infección en la piel de sus piernas, que le dificulta caminar.
Durante 72 horas soportó el tratamiento sentada en una angosta camilla provisional, sin cama fija y sin más pertenencias que la bolsa plástica con su ropa y el suero adherido al brazo.
Junto a ella, cinco pacientes más bloqueaban el paso en el corredor, el servicio estaba como todos los días: saturado.
Consultada por La Nación, esta señora de 51 años dijo el miércoles que su única esperanza era obtener una cama en alguno de los salones del hospital, pues ya le resultaba incómoda la poca privacidad y la falta de espacio.
Allí, donde estaba, compartía terreno con una anciana amputada de ambas piernas y tres varones más.
Son tantos los pacientes urgidos de una cama, que es imposible separarlos por género, según reconoció Olman Jara, coordinador del servicio.
El médico manifestó que en ocasiones ha tenido que atender a 40 ó 50 pacientes repartidos en los corredores, a la espera de espacio en algún salón.
Para doña Amalia, el sufrimiento era doble, porque ese miércoles no tenía certeza de cuándo la trasladarían a un salón y tampoco había podido comunicarse con sus hijos.
Entre lágrimas, relató que ninguno había llegado a visitarla porque habían sido infructuosos sus intentos por localizarlos.
"No sé por qué no me contestan el teléfono, hay uno que no veo hace dos años", relató Fallas.
La trabajadora social Laura Fuentes confirmó que la señora afronta problemas familiares y por eso vive alejada de sus seis hijos.
Para esta paciente no había muchas diferencias entre el pasillo del San Juan de Dios y el incómodo cuartito sin agua potable en el que vivía hace una semana en Aserrí.
Ahora ella está urgida de localizar a sus hijos: Jaime, Lady, Roxana, Walter, Humberto y Jorge Luis Fallas Fallas, para que alguno se haga cargo de su manutención.
Hasta este mes, la señora recibía un subsidio del Instituto Mixto de Ayuda Social, pero no debe volver a su cuarto alquilado porque la falta de agua potable le impide lavarse las heridas y agrava la infección.
Si usted puede ayudar a localizar a los familiares de Amalia Fallas, puede llamar al hospital, al teléfono 257-6282, extensión 2466.

  • POR Vanessa Loaiza N. / vloaiza@nacion.com
  • Nacional
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