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Puntarenas. Familiares de los cuatro pescadores costarricenses detenidos con 621 kilos de cocaína y 34 de heroína, en aguas del Pacífico de Panamá, no salían ayer de su asombro y negaron cualquier relación de los nacionales con el narcotráfico internacional.
"Nos enteramos la noche del viernes por la televisión y casi me da un ataque. Mi hijo y mi exesposo nunca han tenido problemas con la ley, mucho menos por tráfico de drogas, eso no es posible", exclamó, llorando, Yorleni Aguirre Ortega, madre de Julio César Mendoza Aguirre, de 20 años y excompañera del capitán Porfirio Mendoza Aguirre, de 48.
El muchacho, según dijo, se dedica a la pesca artesanal desde los 13 años. “Es un joven trabajador, honrado; nunca lo han detenido y es un hijo extraordinario”.
Su excónyuge, con quien no tenía contacto, se dedica a la pesca artesanal desde hace más de 25 años y no tiene antecedentes de tipo penal.
Detenidos. Julio César Mendoza viajaba con otros tres puntarenenses en la embarcación Navegante I , la cual fue detenida por autoridades colombianas y panameñas la mañana del miércoles a unas 40 millas náuticas al sur de Punta Mariano, Panamá.
Aparte de su padre, iban Greivin Gerardo Rosales García, de 31 años y Jorge Luis Bolaños Aguirre, de 18, quienes tampoco aparecen registrados en archivos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) o de la Fuerza Pública.
Todos permanecen desde la tarde del viernes a la orden de la Fiscalía de Drogas de Panamá acusados de tráfico internacional. Pueden ser condenados a un máximo de 20 años de prisión.
“No tenemos contacto con ellos. Esperamos que la Cancillería o la embajada nuestra en Panamá nos ayude para ver qué hacemos porque no tenemos dinero para visitarlos, mucho menos para pagar abogados”, dijo Jonathan Porfirio Mendoza Aguirre, de 21 años, hermano de Julio César.
Escasos recursos. Los cuatro pescadores son vecinos de una barriada pobre ubicada en Barranca de Puntarenas, donde vecinos los recordaron como “personas tranquilas y pulseadoras”.
“Ellos se matan pescando donde sea, son honrados, no creo que se metieran en un enredo de drogas. Siempre han trabajado limpiamente”, afirmó un lugareño.
De acuerdo con informes oficiales, el Navegante I zarpó de Puntarenas a finales de agosto para realizar labores de pesca en el Pacífico nacional. De hecho, según Incopesca, solo podía navegar en aguas nacionales.
“Ellos habían perdido comunicación por radio pero sabíamos que tenían que regresar a puerto el viernes, por eso no nos preocupamos. La sorpresa fue verlos en televisión con esa droga… No puede ser cierto”, insistió ayer Jonathan Mendoza.
El cargamento que las autoridades decomisaron a los costarricenses está valorado en casi ¢1.000 millones.
Aunque se pensó que los 621 kilos de cocaína y los 34 de heroína eran transportados hacia Estados Unidos, desde ayer la policía investiga versiones acerca de su eventual traslado a Puntarenas.
El barco aparece registrado a nombre de Sixto Zapata Pizarro, hermano de Lenín Zapata Pizarro, a quien asesinaron dos sicarios el 29 de agosto. Zapata asegura que vendió el Navegante I a un hombre de apellido Manzanares, pescador artesanal de 34 años.
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