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Heredia. Se le considera como una verdadera proeza, por su alto grado de dificultad.
Lo "inventó" el argentino Cesáreo Onzari en 1924 y desde entonces se conoce como un “gol olímpico” al “milagro” de incrustar la pelota desde el vértice del campo, con un tiro de esquina.
La magia del chanfle la pone a volar en curva y el “obús” sorprende al guardameta dentro de su cabaña, entre el dolor y la red.
El gol olímpico de Mario Víquez fue la cereza en el pastel que permitió a Puntarenas sacar una victoria nítida (2 a 1) y derribar al último invicto del Torneo de Apertura, después de 90 minutos intensos, con imágenes trepidantes... De sudor e ida y vuelta.
¡Qué buen partido!
Es posible que en el interior del vestuario florense, la frustración no haya ido más allá de lo momentáneo de un resultado, puesto que ayer Herediano ratificó en su reducto el buen momento por el que atraviesa, a pesar del traspié.
Puntarenas, entre tanto, confirmó que no es casual la certeza que la vocación naranja despliega en la presente campaña y que su director técnico, Luis Diego Arnáez, crece jornada tras jornada como un promisorio estratega.
Herediano propone... El balón fue propiedad de los locales en el primer tiempo. Un latigazo que sacó Leandrinho de súbito, aunque desviado, insinuó al anfitrión con el ánimo de manejar la pelota y las circunstancias del juego.
Cristian Blanco, Cristian Badilla y Félix Montoya controlaban el mediocampo y procuraban el enlace con Roberto Ferminho, mientras que Leandrinho y Kenneth Vargas esperaban con las opciones abiertas.
Sin embargo, el buen hacer de Mario Víquez por el carril izquierdo deparó al menos dos situaciones de gol para el Puerto en las cercanías de Adrián de Lemos.
La agilidad mental de Víquez, al cobrar rápidamente una falta, sorprendió cabeceando a los zagueros locales. Recibió Arnáez, centró de seguido y Mario Camacho doblegó a De Lemos.
La reacción rojiamarilla no se hizo esperar y el fruto del esfuerzo llegó al minuto 56.
JoséVillalobos Chan, quien había relevado al lesionado Carlos Johnson, se fue adelante en un tiro de esquina y anotó de cabeza. Empate y justicia, al 51’.
... Y el Puerto dispone. Restaba un cuarto de hora. El empate se insinuaba como la posibilidad más clara y justa del gran encuentro.
No obstante, una acción bastante brusca de Eduardo Gómez le acarreó la tarjeta roja, al 74’.
Lejos de replegarse para mantener el empate parcial y buscar un “punto de oro” en campo extraño, con una pieza menos y ante el invicto del torneo, Puntarenas más bien se animó a reforzar su propuesta.
José Macotelo hizo un gran trabajo y secundó a Rodolfo Arnáez, a Kurt Bernard y a Michael Barrantes en la franja de gestación.
Aunque inferiores en número, los chuchequeros no dejaban de incursionar en el territorio local.
Claro, Herediano hacía lo propio. Un trallazo de Félix Montoya obligó a Shane Orio a una gran atajada. ¡Las emociones surgían!
Al 84’, Mario Víquez cobró un tiro de esquina, desde la derecha.
La esfera alzó vuelo y descendió sobre el horizontal. De Lemos no alcanzó y Kenneth Vargas, junto al segundo palo, fracasó al despejar.
¿Cómo entró esa pelota? Pues, por la magia del chanfle, que la puso a volar en curva y el “obús” sorprendió al arquero dentro de su cabaña, entre el dolor y la red.
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