Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Fraijanes, Guatemala. Reuters. Las fuerzas de seguridad de Guatemala mataron ayer a siete presos en un operativo para retomar el control de la cárcel de Pavón, conocida por ser controlada por los propios prisioneros durante una década, dijo la Policía.
Unos 3.000 policías y soldados irrumpieron en Pavón con armas automáticas antes del atardecer y se enfrentaron a los internos, que arrojaron granadas y dispararon con rifles automáticos.
"Hubo una resistencia inicial por parte de los reclusos, pero fue controlada en menos de una hora", dijo el ministro del Interior, Carlos Vielmann.
Una camioneta de la Policía salió de la prisión llevando al menos dos cadáveres. Dos helicópteros armados de la Policía y del Ejército sobrevolaban la zona y parientes ansiosos esperaban fuera de la prisión, en las afueras del pueblo de Fraijanes, a pocos kilómetros de Ciudad de Guatemala.
En la cárcel correccional de Pavón los reclusos vivían en casas con artículos de lujo y desde ahí dirigían sus negocios ilícitos de extorsión y narcotráfico en el exterior haciendo llamadas desde teléfonos celulares.
Luis Alfonso Zepeda, un preso condenado por homicidio, dirigía el comité que controlaba la cárcel. Resultó muerto en el tiroteo.
Zepeda recibía alrededor de $25.000 al mes por extorsiones y comercio de drogas, informó la Policía. Su hijo Samuel vivía ilegalmente dentro de la prisión para ayudar con la dirección de los negocios sucios, pese a que ninguna corte lo envió al lugar.
También murió Jorge Batres, un narcotraficante colombiano que dirigía el laboratorio de producción de cocaína instalado en la prisión.
Los reos también construyeron sus propias casas en los terrenos de Pavón. Una vivienda de un narcotraficante colombiano tiene jacuzzi, dijo el director del Sistema Penitenciario de Guatemala, Alejandro Giammattei.
“Es un centro donde han operado acciones del crimen organizado, narcotráfico, secuestros, extorsiones y una infinidad de ilícitos”, dijo Vielmann.
Las muertes violentas son comunes en las descuidadas prisiones del país, donde criminales comunes, pandilleros rivales y traficantes de drogas luchan por el control.
El operativo se dio un día después que el diario guatemalteco Prensa Libre publicó un extenso artículo sobre el relajado estilo de vida de los prisioneros. Periodistas que estuvieron dentro de la prisión dijeron que compraron drogas como marihuana, cocaína y crack .
Algunos prisioneros tienen sus propios refrigeradores y computadoras, sostuvo el periódico. Muchos de los guardias fueron corrompidos y dejaron a prisioneros hacer lo que quisieron, dijeron funcionarios de la cárcel.
Las fuerzas de seguridad comenzaron a vaciar la prisión y sus 1.600 reos serán trasladados a otras cárceles.
Pavón, al sureste de la capital, fue construida originalmente para 800 reclusos como una granja modelo en la que los prisioneros cultivaban su propia comida.
Pero su población creció con el tiempo y los presos comenzaron a construir sus propias casas sobre los terrenos.
Los líderes hasta vendían las escrituras de las casas a los nuevos reclusos, dijo la Policía.
Este documento no posee notas.