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La última encuesta de Unimer aclaró las dudas relacionadas con la validez de sus encuestas y confirmó que el sondeo de esa empresa , publicado en La Nación tres días antes de la elección, fue reflejo fiel de las intenciones de voto, con corte a esa fecha. No hubo engaño ni paquete, como algunos argumentaban.
Esta nueva encuesta revela que no menos de 300.000 electores se decidieron una semana antes de la elección (la ley impide publicar los datos 3 días antes) y, de ellos, unos 200.000 lo hicieron el propio 5 de febrero. El 15% de indecisos se inclinó por Ottón Solís (cuya tendencia era ya ascendente) y el 11 % por Óscar Arias. Es decir, una semana antes no era posible pronosticar con certeza el resultado pues muchos electores aún no se había decidido.
El domingo anterior al día D, Unimer reveló –y La Nación publicó– que la inclinación por Arias rondaba el 49% y, por Solís, el 27%. Pero se aclaró que había aún muchos indecisos. Días después, con base en una nueva encuesta, La Nación publicó un gráfico esclarecedor donde se dibuja claramente la tendencia descendente de Óscar y la ascendente de Ottón, en lo que eventualmente sería una virtual convergencia. Ya, entonces, comenzaba la gente a decidirse. El propio día de las elecciones más votantes se decidieron por Solís, y la diferencia se acortó. El resto todos los sabemos. Repito, no hubo ardid ni sesgo partidario.
Si podemos, de nuevo, confiar en las encuestas, ¿cómo se vislumbra el panorama actual? ¿Habrán cambiado las preferencias partidarias desde las últimas elecciones? La nueva encuesta ofrece datos interesantes. Recordemos que en noviembre de 2005, el PLN concitaba al 31% del electorado; el PUSC, al 9%; PAC, al 10% y el Movimiento Libertario, aun 6%. La nueva fotografía revela que el grueso del voto incondicional (elector "fogorón") sigue siendo fiel a Liberación (35%); el PAC tiene el 17%; la Unidad mantiene un 7% y el Movimiento Libertario cae al 3%, que parece ser su nicho natural. Los demás ni siquiera agitan la aguja para ser tomados estadísticamente en cuenta.
Mi conclusión es que la Unidad está “jodida”, pues perdió un porcentaje muy elevado del electorado. En la misma acera está el Movimiento Libertario, que ha sido incapaz de superar la etapa inicial de partido incipiente. Ninguno de ellos, por sí solo, podrá derrotar al PLN, o al PAC, capaces de concitar adhesiones a última hora. A menos, claro está, que logren unirse en un frente común mediante una fusión formal o consoliden un acuerdo político bajo un solo líder presidencial, con candidatos separados para diputados. Si no, nadie los salva. Y seguirán siendo espectadores.
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