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Costa Rica es uno de los cinco países más exitosos en la exportación de piña. Hoy el 20% del consumo mundial de esa fruta lo suple nuestro país. Estados Unidos es nuestro principal comprador.
Si consideramos la importancia estratégica que el mercado estadounidense representa para nuestras exportaciones, es razón suficiente para comprender la conveniencia de que se ratifique el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y los Estados Unidos.
El 79,3% de la piña tropical que consumen los estadounidenses es costarricense. El restante 20% es comprado a otros 17 países, como México, Honduras y Guatemala, naciones que ya tienen en aplicación el libre comercio.
Hoy nuestras exportaciones de piña pagan arancel cero al amparo de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC), un instrumento unilateral que EE. UU. aplica para estimular exportaciones de la región. Sin el régimen ICC y sin el TLC, las ventas de piña a ese país tendrían que pagar un arancel de entre 1,1 centavos de dólar por kilo y 0,51 centavos de dólar por kilo. El beneficio de mantener un arancel cero adquiere una dimensión más exacta cuando revisamos que las importaciones de piña que EE. UU. realizó desde Costa Rica en el 2005 tuvieron un valor de $221.953.277.
Si Costa Rica no tuviera ningún régimen arancelario especial, los exportadores de piña tendrían que haber pagado en el 2005 cerca de ¢2.500 millones por vender su producto en Estados Unidos, y esto los habría dejado fuera del mercado. Ofrecer certeza jurídica a nuestra relación comercial con Estados Unidos tendrá un efecto positivo para nuestras exportaciones, la economía y el país.
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