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Arizona, EE. UU. AP. A Verónica Celis le extrajeron la bebé del vientre y la bautizaron encima de su cuerpo inerte. Luego, los médicos desconectaron el respirador que mantuvo sus signos vitales durante varias semanas.
Las máquinas dieron vida a la bebé, Verónica Destiny, pero demoraron la muerte de su madre, quien dio a luz el domingo.
Un día después, los médicos le quitaron los equipos que la mantuvieron con vida en el Centro Médico Banner en Phoenix, EE. UU.
La mexicana sufrió un segundo cáncer de mama que la dejó en coma y le provocó, finalmente, muerte cerebral el 7 de agosto.
Lamentablemente, la noticia de su embarazo y el cáncer le llegaron juntas a esta mujer.
Los respiradores artificiales, entre otras máquinas, mantuvieron las funciones vitales de la mujer.
De esa forma, su organismo nutrió al feto hasta que los médicos consideraron que podían extraer a la niña sin ningún riesgo.
Alegría y duelo. El padre de la menor, Aaron Celis, expresó sentimientos contradictorios.
Por un lado, alegría por la nueva vida que se incorporó a su familia y, por el otro, dolor por la despedida de quien conoció durante 21 años.
"El último deseo que me legó mi esposa fue cuidarla", dijo.
Hasta el nacimiento de su bebé, Aaron Celis manejó todos los fines de semana hasta Phoenix para estar al lado de su esposa.
Sus tres hijos, todos varones, solo se enteraron que su madre estaba postrada en un hospital, hasta que los médicos la declararon en estado vegetativo.
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