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Sao Paulo. AFP. Programas de asistencia social y aumentos en el salario mínimo impulsaron una notoria disminución de la pobreza durante el mandato del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, pero Brasil mantiene enormes desigualdades sociales y 43 millones de pobres.
La cantidad de brasileños bajo la línea de pobreza (los que viven con menos de $56 mensuales) cayó 19,18% entre el 2003 y el 2005 y representan 22,7% de la población de 187 millones de habitantes, según un estudio de la Fundación Getulio Vargas.
El ingreso medio aumentó un promedio de 4,8% por año pero el incremento fue más rápido entre los más pobres y se situó en 8,4%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Asimismo, el gobierno reivindica la creación de unos 4,8 millones de empleos formales.
No obstante, el 10% de los brasileños más ricos aún concentran 45,1% de la renta mientras que la mitad de la población pobre no recoge más de 14,1%.
La principal arma contra la pobreza, el plan Bolsa Familia, que Lula heredó de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, se convirtió en el programa principal de su gobierno y ha sido tomado como ejemplo por organismos internacionales.
Bolsa Familia ampara a 11,1 millones de familias pobres, entre las cuales repartió este año cerca de $4.000 millones.
No obstante, el programa ha sido considerado como políticamente clientelístico.
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