Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Siquirres, Limón. La venta de huevos de tortuga en Siquirres es tan común que basta con caminar por las calles del centro de la ciudad para encontrar a los vendedores.
En los buses, algún hombre anuncia: "¡Lleve la viagra !", por huevo de tortuga, y lo ofrece hasta con chile.
El valor de cada uno de los huevos llega a ¢150, y la oferta es tanta como la demanda.
Está a un mes de terminar la temporada de desove de la tortuga verde, comenzada en julio.
A pesar de los esfuerzos de la Asociación Salvemos las Tortugas (de Barra Parismina) y de la guardia costera, son muchas las personas que todavía ven en la carne y los huevos de estos animales un alimento y un negocio.
El servicio de guardacostas se queja de que, pese a que detiene a personas que cometen esa venta ilegal, la fiscalía tarda años en enjuiciarlas. En muchos casos, rápidamente quedan en libertad.
La ley 8325, de guardacostas, indica que la comercialización de la carne y los huevos de tortuga está penada con cárcel de uno a tres años, pero Alexis Umaña, del servicio de guardacostas en Barra Parismina, solo recuerda un caso en el que se dictó una sentencia.
Lidia Hernández, vecina de Siquirres, aseguró que, aunque las personas saben que está prohibido vender huevos de tortuga, nadie dice ni hace nada.
Esfuerzo. La comunidad de Barra Parismina y los guardacostas llevan 7 años de desarrollar un programa educativo que crea conciencia entre la población sobre el valor de conservar las tortugas.
Gracias a ello, lugareños se han incorporado a las labores de protección y ayudan a los guardacostas.
Estos y los vecinos permanecen durante toda la temporada de desove realizando caminatas nocturnas con el fin de detener a los que intentan atacar los animales.
“Contamos con pocos recursos para detener a los ladrones de huevos”, dijo Edson Rodríguez, guardacostas.
“Somos cuatro guardacostas que recorremos la playa todas las noches; la comunidad ayuda; hacemos lo que podemos”, añadió.
Álvaro Sandí, también guardacostas, afirmó que, a las tortugas, la gente se las comía como pollos. Según él, el programa pretende imponer la ley.
Este documento no posee notas.