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Moscú. AFP. La polémica entre Rusia y Georgia desde el arresto de cuatro oficiales rusos en Tiflis se recrudeció ayer con un ataque virulento del presidente ruso, Vladimir Putin, a la política georgiana, a la que comparó con el "terrorismo de Estado" y el terror de la época estalinista.
En una alusión indirecta a Estados Unidos y a la OTAN, Putin arremetió, asimismo, contra los “patrocinadores extranjeros” de los dirigentes de Tiflis.
“El Presidente calificó las acciones de la dirección georgiana de un acto de terrorismo de Estado con toma de rehenes”, informó el servicio de prensa del Kremlin en un comunicado.
Putin se había mantenido hasta ayer al margen de la polémica iniciada el miércoles a raíz de la detención de cuatro oficiales rusos por “espionaje” y había delegado el asunto a su viceprimer ministro y titular de Defensa, Serguei Ivanov.
La actuación del gobierno de Georgia “es un signo de la herencia de la política de Lavrenti Pavlovich Beria tanto en el interior como en el exterior del país”, declaró Putin, en alusión a uno de los peores ejecutores del terror estalinista, de origen georgiano, durante los años 30.
El dirigente ruso hizo estas declaraciones ante las cámaras de televisión, desde su casa en el barrio moscovita de Novo Ogarevo.
Por su parte, el comandante de las fuerzas rusas basadas en los países del Cáucaso del Sur, Andrei Popov, contribuyó a la escalada de la tensión al asegurar que las tropas están preparadas para “utilizar las armas” en caso de “provocación”.
Popov había informado el sábado de la suspensión de la retirada prevista de las dos bases rusas que todavía se encuentran en suelo georgiano. Putin, sin embargo, ordenó seguir con la retirada.
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