Buenos Aires. AFP. Unos 10.000 presos de 20 cárceles argentinas permanecen en huelga de hambre en una protesta en cadena que comenzó hace dos semanas en un penal de Buenos Aires y a la que rápidamente se plegaron reclusos de otras prisiones en reclamo de la aceleración de sus procesos judiciales.
El procurador penitenciario federal, Francisco Mugnolo, confirmó ayer que dos penales más de la jurisdicción federal se sumaron al ayuno total.
Con ello, ya participa casi la mitad del total de la población carcelaria de la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito del país, donde vive un tercio de los 36 millones de argentinos.
Se trata de una protesta "fundamentalmente dirigida a la justicia, no a las condiciones de detención", aseguró el funcionario al explicar que el principal reclamo consiste, básicamente, en pedir la agilización de las causas judiciales.
El ministro de Justicia bonaerense, Eduardo Di Rocco, consideró que por el momento la situación en las cárceles de la provincia es estable, aunque no descartó la posibilidad de que se produzcan incidentes entre los presos debido a que no todos participan en la protesta.
“El escenario es complejo por la magnitud”, admitió Di Rocco, aunque destacó la actitud de disposición al diálogo que hasta ahora presentan los huelguistas.
Respecto a los reclamos, el Ministro subrayó que el 75% de los 25.000 internos de las cárceles bonaerenses no tiene condena, y de ese total, el 52,8% ni siquiera tiene sentencia de primera instancia.
“Es imposible negar que la justicia tiene un retraso, admitimos que puede faltar presupuesto, pero nosotros sostenemos que tiene que haber un cambio organizacional, sobre todo en la justicial penal”, dijo el funcionario a la radio.
La protesta comenzó el 20 de setiembre en la Unidad Penitenciaria 9 de la Ciudad de La Plata (60 kilómetros al sur de la capital), medida a la que se fueron plegando paulatinamente reclusos de otras 19 cárceles de la provincia.