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Aunque apenas está en pronóstico, el eventual impacto del fenómeno El Niño puso a correr a las entidades públicas y al sector privado agropecuario nacional.
La eventual llegada del fenómeno climático obligó al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y a varias cámaras a crear una comisión especial, la cual desarrollará un plan de contingencia.
Las medidas no serán temporales, sino permanentes para evitar que El Niño, un fenómeno recurrente, tome por sorpresa al país.
El fenómeno, que surge de un calentamiento de las aguas del Pacífico, se espera para los últimos meses de este año y se extenderá hasta mayo o junio del 2007.
Causa temporadas secas más prolongadas en la faja costera del Pacífico, donde los veranos comunes son más fuertes, y lluvias más altas en el Caribe, con alta posibilidad de inundaciones.
La reacción del sector agropecuario se basa en las fuertes pérdidas que generan la sequía y las inundaciones. La última versión fuerte de El Niño, , en 1998, dejó pérdidas agropecuarias por ¢5.000 millones en aquel momento.
La producción de leche, por ejemplo, cayó un 4% en el país por el impacto del cambio en el clima.
Entre los sectores más propensos a los efectos de la sequía están la ganadería, la pesca, los granos básicos (arroz y frijoles) y la caña de azúcar, en la faja costera del Pacífico. También hay importantes desarrollos fruteros (melón y mango, especialmente).
Erick Quirós, director ejecutivo de la Corporación de Fomento Ganadero (Corfoga), recordó que el 40% del hato nacional de carne está el Pacífico Sector (Guanacaste).
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