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Kabul. Reuters y AP. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) asumió ayer la responsabilidad por la seguridad en todo el territorio de Afganistán, tras tomar el mando de una fuerza de la coalición liderada por Estados Unidos en el este del país, asolado por la insurgencia.
La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés) de la OTAN ya comandaba fuerzas en el norte, oeste, sur y en la capital, Kabul. Ayer también se hizo cargo de 12.000 efectivos estadounidenses en el este.
La violencia aumentó este año en Afganistán hasta su punto más intenso desde que las fuerzas conducidas por Estados Unidos derrocaron al régimen talibán hace cinco años, semanas después de los ataques del 11 de setiembre.
El máximo representante civil de la OTAN en Afganistán, Daan Everts, explicó que esta misión es la mayor operación terrestre en la historia de la alianza.
Añadió que la transferencia de tropas es el despliegue de fuerzas estadounidenses bajo mando extranjero más grande desde la Segunda Guerra Mundial.
La transferencia de las tropas estadounidenses estaba prevista para hacerse a fin de año.
Sin embargo, las autoridades de la OTAN consideraron que las batallas en el sur con las guerrillas mostraban la necesidad urgente de agrupar las tropas británicas, holandesas y canadienses bajo la OTAN junto a las de EE. UU.
Con la inclusión de estas tropas en el este, la fuerza de la OTAN en Afganistán llega aproximadamente a 31.000 efectivos.
El presidente Hamid Karzai asistió a una ceremonia de cambio de mando en los cuarteles de la OTAN en Kabul y agradeció a sus aliados por la ayuda en el combate al terrorismo.
Estados Unidos es el país que más contribuye a la fuerza de la OTAN, seguido de Gran Bretaña, que tiene 5.200 soldados y luego Alemania, con 2.750 en la fuerza integrada por 37 naciones.
Solo en lo que va del año unas 140 personas de las tropas internacionales han muerto y desde el inicio de la guerra, las víctimas de la coalición son ya 424, de las que 278 eran estadounidenses.
Además de las tropas de EE. UU. que forman parte del ejército de la OTAN, unos 8.000 soldados estadounidenses seguirán su trabajo de perseguir a terroristas de Al-Qaeda, entrenar a las fuerzas afganas y colaborar con las tareas de reconstrucción.
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