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Aguantar la respiración o pegarse un buen susto suelen ser los remedios populares para ponerle fin a los incómodos hipos. Pero Francis Fesmire, del Tennessee College of Medicine en Memphis (Estados Unidos), ha demostrado científicamente que existe otro modo para combatir el hipo.
Un masaje rectal con el dedo es la solución de este médico. Su estudio, publicado en una revista de medicina de emergencia en 1988 lo hizo acreedor esta semana del premio Ig Nobel en Medicina.
Con esta distinción, Fesmire se unió a una larga lista de investigadores que a lo largo de 16 años han recibido este galardón a las investigaciones que "primero hacen reír y luego pensar". Se trata de una tradición instaurada por la revista humorística Annals of Improbable Research .
Cada año, la misma semana en que se entregan los premios Nobel, un grupo de respetables investigadores y estudiantes se reúnen en el Teatro Sanders, de la Universidad de Harvard (en Cambridge, Massachusetts), para demostrar que la ciencia también sabe reírse de sí misma.
A pesar de tener un tono de burla, los ganadores suelen presentarse a la ceremonia –que resulta ser una verdadera comedia– y retirar su galardón de manos de un ganador de un Nobel de verdad.
Este año fue Roy Glauber, premio Nobel de Física en el 2005, quien participó con su humor en la ceremonia y pudo premiar, entre otros, a Howard Stapleton, por el desarrollo de un aparato que emite un sonido que solo pueden oír los adolescentes y que les resulta muy molesto.
Con el uso de ese aparato sería posible, por ejemplo, echar a los jóvenes de los centros comerciales a la hora de cierre o mantenerlos apartados de ciertas tiendas. Por su “contribución a la separación de las generaciones”, este investigador recibió el Ig Nobel de Paz.
Pájaro carpintero y pies olorosos. ¿Por qué un pájaro carpintero no sufre de dolores de cabeza a pesar de dar 12.000 golpes contra un tronco cada día?
Ivan Schwab y Philip May, de la Universidad de Davis, en California, pasaron varias horas estudiando el interior de la cabeza de esa ave para determinar cómo evita las jaquecas y las lesiones. Su aporte a la ciencia los hizo merecedor del premio en Ornitología.
Y como la Matemática no solo tiene que estar relacionada con fórmulas abstractas, sino que puede servir para la vida diaria, los matemáticos Nic Svenson y Piers Barnes, del instituto de investigaciones CSIRO de Canberra (Australia), elaboraron una fórmula para saber cuántas fotos hay que hacer de un grupo de personas para que en al menos una imagen ninguna salga con los ojos cerrados.
El resultado, ganador del Ig Nobel en Matemática, es que es necesario tomar tantas fotos como el número de retratados dividido por tres para asegurar que una saldrá bien.
En el caso del Ig Nobel en Biología, fueron Bart Knols, de la Universidad Wageningen de Agricultura en Holanda; el Instituto Nacional de Investigación Médica de Tanzania y el Organismo Internacional de Energía Atómica los ganadores por demostrar que el mosquito Anopheles gambiae, que transmite la malaria, se siente atraído por el olor del queso tipo limburguer al igual que por el hedor de pies humanos.
Un estudio kuwaití que determinó que los escarabajos del estiércol son comensales muy selectivos ganó el Ig Nobel en Nutrición, mientras que un experimento para determinar por qué el ruido que hacen las uñas sobre una pizarra es tan molesto al oído ganó el premio en la categoría de Acústica.
El premio en la disciplina de la Física, por su parte, pone fin a un gran enigma que ha atormentado a cocineros en todo el mundo. Los físicos Basile Audoly y Sebastien Neukirch, de la Universidad de París, finalmente explicaron por qué los espaguetis crudos no se quiebran por la mitad sino en varios trozos. La explicación proviene de las grietas internas en los productos de harina de trigo.
Un grupo de investigadores españoles también recibió uno de estos jocosos galardones por determinar que la velocidad del sonido ultrasónico en el queso cheddar depende de la temperatura a la que se encuentre.
Más sobre estas investigaciones en www.improb.com/ig
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