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La propuesta de un vasto plan vial, de parte de la Asociación de Carreteras y Caminos de Costa Rica, del que informamos ayer, merece la atención del Poder Ejecutivo y de todos los sectores interesados –y angustiados– en que nuestro país se ponga al día en este campo vital para el desarrollo nacional. En cuanto a la inversión en carreteras, como expresó ayer la ministra de Obras Públicas y Transportes, Karla González, existe un rezago de 20 años, que requerirá igual número de años para recuperar el tiempo perdido.
Sin embargo, muy largo nos la fían estas declaraciones. Creemos que, mediante la labor mancomunada del Gobierno, de los sectores profesionales y de la empresa privada, es posible ganar tiempo. Aquí reside uno de los aspectos más atractivos del documento presentado anteayer, cuyo primer párrafo plantea la cuestión: "Este documento es expresión de una iniciativa de la Asociación de Carreteras y Caminos de Costa Rica que se ha desarrollado entre los años 2004 y 2006. Es el resultado de un esfuerzo colectivo de muchos profesionales de distintas disciplinas cuyas diversas áreas de especialización abarcan el campo de la infraestructura vial. Ha sido elaborado para ofrecer a la comunidad nacional una estrategia factible para rescatar el sistema vial de Costa Rica. Con las propuestas contenidas en el documento se desea contribuir con las autoridades gubernamentales a clarificar el rumbo a seguir, y a definir acciones concretas que resulten en mejoras tangibles para la población costarricense".
Destacamos los siguientes aspectos: no se trata de una ocurrencia o de un plan apresurado, sino de un trabajo empeñoso y responsable por dos años, con visión global y de largo plazo; es un esfuerzo colectivo e interdisciplinario, no una propuesta personal o de un grupo de presión; su propósito es el interés público, el desarrollo del país, no una lista de exigencias o demandas gremiales; es un plan de gran aliento, en el que una asociación profesional asume una posición con un plan concreto y con medios concretos, no una proclama retórica o ideológica, en la que, como ha ocurrido en estos meses, un grupo de personas, un gremio o un partido político se oponen a toda reforma o solución especifica, maldicen el estado de cosas en Costa Rica y en el mundo, pero no aportan nada, sabedores de que toda solución concreta exige un compromiso, que, por supuesto, estos grupos rehúyen.
No es función nuestra emitir criterio sobre el contenido y viabilidad de este plan, aunque, por lo dicho, los aspectos señalados invitan al reconocimiento y contienen factores suficientes de confianza y responsabilidad. Esperamos que las autoridades del MOPT, sin desatender los planes perentorios en marcha, aúnen voluntades y talentos para que, al fin, nuestro país cuente con un plan vial integral y de largo plazo. Esta mentalidad debe inspirar las grandes reformas en el campo fiscal, de la educación, de las telecomunicaciones y de la seguridad, y otras que, desde hace mucho tiempo, hacen antesala y están comprometiendo gravemente el futuro del país. Invitamos, por ello, a los colegios profesionales, a los gremios, a las universidades y a los partidos políticos para que, a semejanza de la Asociación de Carreteras y Caminos de Costa Rica, participen, con propuestas concretas y viables, en la solución de los problemas nacionales. Es bueno devolverle al país, con una actitud constructiva y positiva, parte de lo mucho que nos ha dado. He aquí un concepto preciso de la solidaridad y de la participación ciudadana.
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